Avila

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Meseta Castellana
BIENVENIDO

31/3/08

UNA MAÑANA DE INVIERNO III


Licia supo en aquel instante lo que tenía que hacer. Se dirigió a la casa con su saco cerrado y subió corriendo a su habitación. Sacó las ocho margaritas con mucho cuidado y las puso en una jarra de cristal con agua de rocio. Corrió las cortinas y fue besando a las margaritas una a una diciendo:
- Hasta la noche, que descanseis bien.
Bajo hasta el comedor esperando que al llegar la noche su sueño se hiciera realidad

"UNA MAÑANA DE INVIERNO III" O "FLORES PARA DOLORS"




Licia estaba observando, escondida, detrás del secadero de tabaco; con sus trenzas de bolitas de arcoíris y su vestidito rojo y azul.

Esperó sigilosa a que el abuelo y el niño escondieran los lengüis (los descubrió por las pistas que dejó Dolors).
La niña se acercó a ellos con una naranja en la mano y con un saco lleno de las Lunas en la otra.

Entonces, los minúsculos lengüis saltaron dentro del saco. Eran ocho. La luz del sol y el contacto con las Lunas, les convirtieron en ocho margaritas.

Ahí las tienes Dolors.

30/3/08

LUNA PARA JOSÉ


Luna nacida una noche de invierno
"Cuando la luna asoma"
Federico Garcia Lorca
Cuando sale la luna
se pierden las campanas
y aparecen las sendas
impenetrables.

Cuando sale la luna,
el mar cubre la tierra
y el corazón se siente
isla en el infinito.


Nadie come naranjas
bajo la luna llena.
Es preciso comer
fruta verde y helada.


Cuando sale la luna,
de cien rostros iguales,
la moneda de plata
solloza en el bolsillo.

Nací con la luna

¡Tú naciste con la luna! Eso es lo que siempre he oído de muchos, porque todos lo oyeron de ella y solo ella lo sabía, porque me parió sola. También eso me decía, y que no sabía como pudo hacerlo porque yo traía el cordón al cuello.
El verano había comenzado apenas y la noche que debía haber sido corta como son las del inicio del verano, al parecer fue muy larga para ambos.

Más tarde cuando pude entenderlo también me dijo que por eso la luna había tenido más tiempo para tomarme de la mano. Quizás ello explique que me guste el verano y hacer de sus cortas noches, noches largas conversando a la luz de la luna, sentado en la arena con los pies descalzos. Sin embargo también me gusta hacer cortas las noches largas de invierno junto a la lumbre mientras bebo ron y razonamos.

Lo que no me gustan nada son los hospitales y, cuando no trabajo en ellos, siempre doy un rodeo para evitarlos. No se qué culpa tenía la luna de todo ello, sin embargo era al referirme a eso cuando mas insistía en decirme que era hijo de la luna.

No se que hubiera habido signos extraordinarios, ni nunca he sabido tampoco si aquella noche estaba la mar en calma. Pero seguramente. En cambio si sé que la casa estaba recién encalada y que todos los rincones olían a espliego y romero por el sahumerio que mi abuela había preparado desde dos días antes. Eso fue lo único extraordinario aparte de nacer, si nacer lo es para uno.

Es verdad que ese día siete caballos murieron asfixiados por causa del calor, y creo que esa fue una de las razones de venir al mundo solo. El veterinario y mi padre estaban ocupados y seguían sin ninguna duda el orden preestablecido. Lo primero es lo primero. Además las primerizas siempre llevaban las cuentas equivocadas. Sin embargo alguien me contó mas tarde que todas las mujeres casadas y hasta las viudas habían vigilado para que ningún hombre sacara el estiércol a la calle. Sabían que era muy malo para una parturienta y también para la criatura. Las solteras de esas cosas no se ocupaban ni hablaban abiertamente de ello.

Sería por eso que a medida que fui creciendo descubrí que me gustaba la mar calmada y me enloquecía ver las lunas, una arriba y otra abajo, como si fueran gemelas. Pero también me gustaba ver una sola, la de arriba, cuando la de abajo se la había tragado una mar enfadada. Y también ésta me atraía por su locura. Cuando le contaba estas cosas a mi madre me decía que era un lunático. Como me decía también que era el estiércol lo que me provocaba asma. Hasta tenía convencido al médico de que era así. Sin embargo, no es cierto, porque nunca he sido asmático.

También siempre me ha gustado el blanco de las casas encaladas y que la ropa oliera a lavanda, pero en los atardeceres de primavera prefería el azahar, y el jazmín para las noches de amor. Y el sabor a limón en unos labios que supieran besar. Ahora no lo sabría. Todo viene enfrascado y con nombres que sugieren cosas extrañas.
En cambio antes cuando volvía al lugar de mis raíces ya fuera en invierno o en verano solía llevar gafas de sol para ver todos los colores. El blanco los mataba y agredía. Entonces mi madre me decía que era contradictorio, e inventaba y me llamaba “perpléjico”, y yo le contestestaba que era hijo de la luna, y rotundamente me replicaba que nunca sabría cuanto. Eran esos momentos en los que perdía la severidad perenne de su semblante y me sonría. Por eso yo insistía. ¿Seria cosa de la luna que me gustara ver sonreír a mi madre? No. No creo en absoluto que dependiera de ello querer contagiarme de la ternura que aun tenían sus escasas sonrisas. Ahora solo me mira y no recuerda nada, pero de vez en cuando me señala la luna. Yo tampoco llevo gafas de sol porque el blanco de la cal es menos blanco.
Seguramente tampoco la luna ha tenido que ver nada por haber querido complacer sin ninguna reserva a mis esposas, lo mismo que a cada una de mis amantes hasta enfermar. Sin embargo todas ellas sin excepción me han hecho responsable de casi todo por alunado, como si ellas nos fueran responsables de nada. Y yo me digo, ¿Qué culpa tengo yo si la luna me tomó de la mano cuando nacíamos?

UNA LUNA PARA MARGARITA


Luna durmiendo su sueño de día Marzo 2.008

Y dormía la luna en su cielo de día,
dormía.
y sorprendía su aroma de flores,
sorprendía
y amanecía de pronto la margarita,
amanecía
y resplandecía su vestido blanco,
resplandecía
y sabía unir amarillo sol y blanco luna,
sabía.

UNA LUNA PARA CLAUDIA

Luna recien nacida una noche de Marzo de 2.oo8
Cielo,
la luna clara
aparece
un
día
iluminando el
alba

28/3/08

UNA LUNA PARA SILVIA


Luna recién nacida un 28 de Marzo de 2.008, a la hora de la siesta lunar.Para Silvia, espero que te guste tu luna.
"Sueña la luna Talaverana estrellas bordadas de madrugada"
"Imaginando cada día una luna se hacen más cortas las noches"
"Luna solo hay una pero se multiplica infinitamente. El misterio radica en sus reflejos"
"Vive la luna, eternamente, en un sueño solar"
"Inventando lunas paso su vida. Menguó hasta desaparecer del Universo"
"Al ver la luna reflejada en un charco, las ranas creen que han conquistado el espacio"

27/3/08

UN CUENTO DE KAFKA

El silencio de las sirenas
[Cuento: Texto completo]
Franz Kafka


Existen métodos insuficientes, casi pueriles, que también pueden servir para la salvación. He aquí la prueba:
Para protegerse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos navegantes podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por las sirenas ya desde lejos. El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones más fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez, algo había llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de cadenas. Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con alegría inocente.
Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de haberlas vencido mediante las propias fuerzas.
En efecto, las terribles seductoras no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas, les hizo olvidar toda canción.
Ulises (para expresarlo de alguna manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas cantaban y que sólo él estaba a salvo. Fugazmente, vio primero las curvas de sus cuellos, la respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaron de su horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya no supo más acerca de ellas.
Y ellas, más hermosas que nunca, se estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan sólo querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises.
Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas permanecieron y Ulises escapó.
La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo.

26/3/08

LUNAS

UNAS GREGUERIAS ILUSTRADAS
" La serpiente le ofreció una manzana a la luna, desde entonces solo sale de noche".
" La luna en otoño se resiste a perder el verde aunque el amarillo va ganando terreno"
" La luna quería ser princesa pero se quedó en condesa"
" La luna de Valencia desayuna con zumo de naranja"
Dolors


20/3/08

Nunca digas adiós

Nunca digas adiós
La extrema elegancia de su porte y la natural distinción con que se manejaba en todo tipo de situaciones hizo que no llamara mi atención cuando entró donde yo estaba. Nueve semanas casados atenuaban ya toda sorpresa. Ni siquiera vi nada raro en su mirada. Se acercó coqueta y me besó en los labios y algo duro y redondo introdujo en mi boca con su lengua.
No supe como reaccionar y me regaló media sonrisa. La otra mitad era una mueca. Sin decir nada, absolutamente nada, me dio la espalda y con un gesto inédito apartó el tirante de su vestido dejando desnudo el hombro. Caminó arrogante hacia la puerta. Enseguida supe que nuestros secretos y mi vida acababan de perder su sentido.
-¿Qué hacemos con él, Hellen? Oí en ese momento. Ella, al oírlo, se paró.
- Mátalo, Jack. Su vida no vale un pensamiento, contestaron.
Lentamente se volvió, me miró, sonrió del todo, dio un paso y apagó el televisor.
Luego dirigiéndose a la pantalla, impostando la voz, exclamó: - Guarda la pistola, ¡cielo! Mejor que se quede con su santa madre. Y contoneándose desapareció. Yo, atónito, saqué su anillo de mi boca.

19/3/08

ENCONTRÉ VAGANDO ENTRE LAS NUBES

"Encontré vagando entre las nubes,
mariposas con alas de rocio,
gotas salvando el verde de las hojas,
arroyos de aguas retenidas.
Lágrimas de azucar
endulzaron mi tristeza
transformándola en alegría
recordada"
A mis padres que
estan vagando entre las nubes.
Dolors
Escribí este pequeño poema después de andar rebuscando en la casa donde habitaba mi madre.
Aún no la hemos acabado de vaciar, hace casi un año que nos dejó y cuesta hacerse a la idea, así que voy poco a poco...sin prisa.Me tocó esta tarea.

Ayer, después de vaciar unas cajas encontré dos libros : uno de la Ed. Losada edición de 1.957, el año en que nací, y una novelita creo que de la misma época, no figura el año, de la Ed. Senen Martí ( Ávila)
Cada vez encuentro una nueva sorpresa. Mi madre guardaba con cariño todos los libros.Mi padre era impresor ( trabajó toda su vida en una imprenta). Mis hermanas y yo heredamos su pasión por la lectura.
Cuando podemos estar juntas, recordamos las veces que comentabamos las lecturas, como cuídabamos los libros que nos traía, recién salidos de la imprenta ( teníamos que devolverlos) y como nos peleábamos por leerlos.
Bueno he encontrado dos tesoros...
HABLANDO DE TESOROS, uno de los que guardo y releo muchas veces es el nº 2 de la Revista de Occidente, un original de 1.923. Lo compré en Segovia, en el museo de Antonio Machado. No me llegó el presupuesto para más.

Os he escaneado una página: si haceis doble "clik" encima, podreis leer los escritos de J.Ramón Jimenez.
Si os apetecen más hojas, pedid y aparecerán...

15/3/08

ELLA...

Ella no tiene nada
y lo tiene todo;
porque ella es bella, pero además
es ella.

E. J. Malinowsk

AMOR DE TARDE

Amor de tarde

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y me hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme <<¿Qué tal?>> y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico

BENEDETI

13/3/08

HOJAS DE HIERBA

Hojas de hierba
(fragmento)
" Creo que una brizna de hierba no es inferior a la jornada de los astros
y que la hormiga no es menos perfecta ni lo es un grano de arena...
y que el escuerzo es una obra de arte para los gustos más exigentes...
y que la articulación más pequeña de mi mano es un escarnio para todas las máquinas.
Quédate conmigo este día y esta noche y poseerás el origen de todos los poemas.
Creo en tí alma mía, el otro que soy no debe humillarse ante tí
ni tú debes humillarte ante el otro.
Retoza conmigo sobre la hierba, quita el freno de tu garganta.
(...)
Creo que podría retornar y vivir con los animales, son tan plácidos y autónomos.
Me detengo y los observo largamente.
Ellos no se impacientan, ni se lamentan de su situación.
No lloran sus pecados en la oscuridad del cuarto.
No me fastidian con sus discusiones sobre sus deberes hacia Dios.
Ninguno está descontento. Ninguno padece la manía de poseer objetos.
Ninguno se arrodilla ante otro ni ante los antepasados que vivieron hace milenios.
Ninguno es respetable o desdichado en toda la faz de la tierra.
Así me muestran su relación conmigo y yo la acepto.
(...)
No pregunto quién eres, eso carece de importancia para mí.
No puedes hacer ni ser más que aquello que yo te inculco. "
Walt Whitma

12/3/08

UNA MAÑANA DE INVIERNO II


Se dirigió al trastero y rebuscó en el baúl de metal. Recordaba... que en un rinconcito, en la parte de abajo, había dejado el "colador" cazamariposas de tela mosquitera y una especie de caña de pescar, que su abuelo le ayudó a fabricar con varios hilos gruesos de sedal y cable trenzado.
El baúl estaba hasta los topes, lleno de cuerdas de distintos grosores, cajas de herramientas, pequeñas jaulas de ratones... Tuvo que sacarlo todo.

El viento seguía silbando en el exterior con insistencia, y su fuerza iba atrayendo nubarrones negros que auguraban un cielo cubierto y grisáceo, según era su deseo.


La última vez que fueron a buscar lengüis, el abuelo y él tuvieron que pasar la noche al descubierto, empapados por el temporal. La abuela nunca supo lo que hicieron aquella noche, ni nadie. La busqueda dio sus frutos, aunque con no poco esfuerzo. Antes de la vuelta a casa, dejaron a los lengüis en un secadero de tabaco que había abandonado, pero cuando volvieron con el chocolate y las naranjitas, se habían esfumado. La luz era demasiado potente para sus pupilas y los sonidos extraños les producían pavor.



El abuelo le instruyó durante años para reconocer la fecha adecuada como, a su vez, le habían enseñado a él en la aldea.

Continuó reuniendo el material: botas de agua, guantes aislantes, la caña... todo estaba en el trastero.

5/3/08

UNA MAÑANA DE INVIERNO


HOLA A TODOS...

Hago mi primera entrada al blog con:

UNA MAÑANA DE INVIERNO

MAÑANA DE INVIERNO
La mañana había amanecido primaveral. Inmóvil, seguía delante de la puerta, mirando fijamente a ninguna parte. Los ojillos oscuros, la nariz recta, la frente estrecha. Sus labios abultados y lisos parecían pegados a su cara, como si no le pertenecieran.
Hacía rato que un par de moscas revoloteaban a su alrededor, iban de aquí para allá sin ruido. Al cabo de un rato se fueron y la perdieron de vista.
La fuerte luz de aquella insólita mañana había hecho fracasar los pronósticos del hombre del tiempo y sus propósitos. Sintió que todo su esfuerzo no había servido para nada..
- ¡Lo llevaba proyectando desde hacía tanto tiempo!.- susurró.
Aquel día espléndido, a mediados del mes de febrero, iba a echar al traste todo lo que había planeado durante meses.
De pronto el alarido del viento la alejó de sus pensamientos. Una pequeña sonrisa se dibujó en su boca. Tal vez no fuera demasiado tarde.

¿ Os atreveís a continuar?