le ha mordido la cola
un rayo rabioso.
Su ladrido asustado
se ha fundido en un grito
con la voz de los truenos.
El mar y el cielo
se han hecho uno.
Bajo mi cama
asoma un hocico nervioso
buscando cobijo en mi zapatilla.
Otra voz celeste y grave
retumba en los cristales,
hocico y pata reculan de un salto.
Canelo tiembla como una hoja
enroscado bajo el manto protector
de mi colchón.
Mar
1 comentario:
Hola Mar
Ya siento a Canelo como mio. Recuerdos de toda la familia y de Seymur.
Gracias por compartir tus textos.
Dolors
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