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Apareció de noche, como una nube en una tormenta de verano.
Apenas comenzó a llover, la nube se evaporó y millones de gotitas disgregaron el recuerdo; el vapor lo convirtió en un sueño.
Nunca volví a saber qué fue de la tormenta. Solo queda el olor a tierra mojada.
No pude parar de repetirme, de vuelta a mi sitio: ¿Somos humanos o somos marionetas?
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