Aprecio la quietud tanto como estar en movimiento. Me desplazo de un estado a otro mientras me sumerjo en la incertidumbre para salir de ella. Nado en las tranquilas aguas del abandono hasta que algo me impele de nuevo.
Me gusta la luz del verano, que me mueve y me agota, tanto como me desagrada la oscuridad fría de la noche invernal, llena de dudas.
El invierno tiene sombras que solo la primavera disipa y las risas del verano aniquilan.
Quiero salir y ver el horizonte luminoso, ser otra de nuevo, oler las flores y el campo soleado. No quiero más largas noches de incertidumbres, no me gusta la oscuridad que siempre huele a soledad. Quiero noches con luz, otras noches... sin temores.
2 comentarios:
¿Vino la luz ya?
A ver si viene. :)
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