Licia estaba observando, escondida, detrás del secadero de tabaco; con sus trenzas de bolitas de arcoíris y su vestidito rojo y azul.
Esperó sigilosa a que el abuelo y el niño escondieran los lengüis (los descubrió por las pistas que dejó Dolors).
La niña se acercó a ellos con una naranja en la mano y con un saco lleno de las Lunas en la otra.
Entonces, los minúsculos lengüis saltaron dentro del saco. Eran ocho. La luz del sol y el contacto con las Lunas, les convirtieron en ocho margaritas.
Ahí las tienes Dolors.
1 comentario:
Unas margaritas preciosas. Las flores preferidas de los "Lengüis"
Dolors
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