Avila

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Meseta Castellana
BIENVENIDO

29/5/12

En memoria de Alicia, una mujer extraordinaria.




Escuchar texto
Con frecuencia recurro a Alicia. A su recuerdo. 


Apareció en mi vida hace algunos años mientras yo lloraba tímidamente en un banco, en el paseo de los álamos que conduce al río.

Aquel invierno, el río transcurría rebosante de líquido, enérgico y vivo. Yo había bajado hasta el embarcadero llena de sentimientos que me desbordaban y me identificaba con ese río que tenía delante de mí.
Caían minúsculas gotitas que estaban empapando mi cuerpo y se mezclaban en las mejillas con las mías.
Ella se sentó a mi lado silenciosamente, hasta que nuestras miradas se cruzaron y comenzó a hablarme, susurrando:

- Quería decirte que hace más de dos décadas yo estuve sentada en este banco durante horas, viendo llover. Sentí que la vida acababa para mí y quise dejarme llevar, hasta que el líquido que caía fuertemente fuese capaz de arrastrarme al río.

La cortina de agua formaba pequeños ríos en la tierra. Yo lloraba desconsoladamente y el temporal había dejado el paseo desierto de gente.

Siguió lloviendo y sentí que el agua que me empapaba, y rozaba mi piel, iba cayendo a la tierra hasta desembocar en el río. Y no ocurría nada.
El mundo seguía girando y la vida transcurría para cada cual, como siempre. La tormenta que había en mi interior era solo mía.
Ha pasado el tiempo y aún sigo sin entender las tormentas interiores de los otros. Pero no dejo que perturben el mío.

Dejó de llover y aquella anciana apacible acarició mi espalda mojada. Su mirada cálida y transparente me reconfortó.

Siguió hablándome bajito.

- Puedo oír tus pensamientos. Solo te daré un pequeño consejo: deja que pase el temporal. Si quieres, solo si quieres, conseguirás que sea la última vez que sucede. Deja que tu ropa se seque con tu propio calor, cuando vayas caminando. No esperes más. No esperes que nadie apacigüe la tormenta que ha desencadenado en tí. No esperes que te entiendan. No esperes que quieran recibir todo lo que eres capaz de dar. Simplemente, no esperes.

Regresé a mi casa después de estrechar su mano. Algunas tardes de domingo, conversamos en aquel banco, en el paseo de los álamos que baja al río.

Aún echo de menos su sonrisa veraz, sus manos temblorosas, sus palabras llenas de vida, aunque sé que siempre está conmigo.

Ella me enseñó a ver con los ojos del alma, a comprender que no todas las personas ven con ellos, que alma siempre es joven y bella, como el día que nació. Me enseñó a ser valiente, a confiar en mí aunque otros no sepan hacerlo.
Me enseñó que las huellas que deja,  en cada persona, todo lo que ha vivido, son joyas extraordinarias, diamantes tallados con formas exclusivas que embellecen su interior; aunque al ver los maravillosos destellos duela el modo en que se hicieron.



Una melodía que le gustaba. Una melodía que me gusta.








Recordé las palabras de Alicia mientras  leía,  EL MONJE QUE VENDIÓ SU FERRARI, y ahora me vienen de nuevo a la mente :

 "La preocupación priva a la mente de gran parte de su poder y, antes o después, acaba dañando el alma".

Como decía el protagonista:

"No existe lo que llamamos realidad objetiva o «mundo real». No existen los absolutos. El rostro de tu peor enemigo puede ser el de mi mejor amigo. Algo que parece una tragedia para alguien puede contener la semilla de una magnífica oportunidad para otro".

Alicia me transmitió un pensamiento valioso del filósofo hindú Patanjali:

"Cuando te inspira un objetivo importante, un proyecto extraordinario, todos tus pensamientos rompen sus ataduras: tu mente supera los límites, tu conciencia se expande en todas direcciones y tú te ves en un mundo nuevo y maravilloso. Las fuerzas, facultades y talentos ocultos cobran vida, y descubres que eres una persona mejor de lo que habías soñado ser".

Cada tarde, al besarme en la despedida, me decía al oído:
"No esperes, simplemente, no esperes".


28/5/12

CHASING CARS


Hace algún tiempo descubrí este tema de Snow Patrol (2006). Creo recordar que sonaba en Anatomía de Grey.
Dos cuentas unidas por eslabones que
 forman una cadena.


El título de la canción tiene un equivalente en español como frase hecha. Quizá ya sea una expresión fuera de lugar porque hoy en día decidimos nuestra vida con o sin compañía.

Si vivimos en  soledad  es porque así lo elegimos.
Aquí está este precioso tema, que ya ha sonado veces. Pero no por eso es menos actual, ya sea la letra o la música.
No creo que nadie quede para "vestir santos" si no es porque uno mismo lo decide.

Dar al Play y cerrar los ojos. Escuchar atentamente la letra.

CHASING CARS



Quien puede dejar de tararear esta música...
La tengo en la cabeza desde hace días.

Hoy me ha sorprendido este luminoso lunes.
Feliz día.

2/3/12

FABRICAR ALMAS

Cuando dos personas que se aman, y se desean profundamente, se unen es posible fabricar almas.

Es algo mágico y especial. Nadie nos explicó exactamente cómo es el misterio pero somos capaces de producir algo intangible y único.

Sé que alguien pensará que no es necesario amarse, que es posible que esas dos personas no se deseen o que ni siquiera es necesario que haya dos personas, pero yo lo veo así.


Cuando uno empieza a querer no cesa de fabricar cosas. Es capaz de fabricar una vida imaginada, sueños, un futuro imposible y nuevos recuerdos que nunca han sucedido. Es posible entonces fabricar almas pero también ensanchar las nuestras, cambiarlas, renovarlas y hasta rejuvenecerlas.

Engendramos almas y en el transcurso del tiempo las vamos fabricando. Las damos forma, las alimentamos con la nuestra, velamos sus sueños y creamos más sueños, que al fin y al cabo, son los nuestros.

Desde el momento en que supe que tenía dentro mí un alma, sentí de cerca la responsabilidad pero entendí también que no sería su dueña. Nadie puede serlo.

Un alma es algo que no nos pertenece nunca. A un alma hay que amarla, cuidarla, comprenderla, escucharla y dejarla crecer.

El alma nunca deja de crecer y jamás envejece, puede madurar pero vivir eternamente en la infancia. Llega a ser incluso más bella con los años. Al contrario que el efecto del tiempo tiene en la piel, cada arruga de la cara puede tener su fiel reflejo, ser un trazo más bello en nuestra alma.

Cada risa o sufrimiento puede embellecerla más por dentro. Pero esa belleza solo se podrá ver con los ojos del alma.

Si queremos poseerla y aprisionarla, entonces, el alma se marchita.

Cuando uno posee, no ama, cree que ama pero solo intenta poseer. Es incapaz de dar, de recibir, de escuchar y de comprender. Se empequeñece.

Solo quiere poseer los sentimientos, las vivencias, los deseos, los pensamientos y hasta la propia libertad misma.

No sabe donde está el límite y sufre porque a medida que quiere poseer posee menos. Pretende unir y solo rompe. La deseada "pertenencia" se aleja y a medida que quiere acercarse, se produce el proceso contrario a lo que pretende: destrucción frente a construcción.

Es bonito poder fabricar almas, verlas crecer pero, por encima de todo, amarlas.


31/1/12

LA BRECHA (II)

Los ojos se me llenaron de luz. La inquietante profundidad plana del espejo me devolvió la parte más intangible de mi yo perdido.




A una lado:



Sonrisas que escucharé.
Besos que daré.
Noches que soñaré.
Miradas que descubriré.



Al otro:

Aquella pulsera de turquesas que enterré en el patio del cole con cuatro años.

Un llavero de metal con la cabeza de un indio de nariz prominente, que cayó a la alcantarilla.
Un dado del parchís que apoyé en el borde de una ventana, una tarde de tormenta.





Unos cromos de animales que dejé en un banco del parque.

El frasco de crema Chen Yu que rompí de niña, sin querer.

Una peseta escondida en un abrigo que olvidé.
Una ficha con preposiciones: a, ante, cabe, bajo, con, contra, de, desde, en... que se volaron al abrir la ventana.
Dos conjuntos disjuntos que, sin intersección posible, abandonaron mi cuaderno milimetrado.

Un bocadillo de mortadela que cayó al charco.

Cuatro hormigas rojinegras, y dos de las rubias, que se adentraron en el granado de mi abuela.

Una cinta del pelo roja que dejé anudada en el asiento de un cine.
Una bola de nieve, que guardé en mi bolsito, para refrescar el verano.

Las cuentas de dividir que no tuve tiempo de terminar.

Un verano que vagabundeé dejándolo pasar.

El dibujo de una mitosis celular que se quemó en el brasero, ya terminado.

Un minuetto al piano que no aprendí tocar.

La foto de Sandokan con que forré una carpeta, ya guardada.

Unos patines de ruedas que olvidé en la puerta de casa.

Dos chicles bazoka que escondí entre ladrillos del balcón.

Una cajita llena de semillas de amapola, cuentas de un collar...un botón y dos alfileres.
Un dictado inacabado en quinto de solfeo.

Un ejemplar de zipi zape que se comió el perro del vecino.

Una goma de saltar que quedó atada a dos chopos.

Un lapicero de dos colores atrapado entre la mesa y la pared.

Una mariquita roja, con pintitas negras, que olvidé en un frasquito al sol.

Un pañuelo bordado en plástica y que perdí en el trayecto a casa.

Un sábado otoñal, en que dormí por la fiebre...


Y al fondo:
Sonrisas que no escucharé.
Besos que no daré.
Noches que no dormiré.
Canciones que no cantaré.
Recuerdos que nunca tendré.



Pero siempre quedará asomarme al espejo.

30/1/12

LA BRECHA (I)

Cuando me trasladé mi nueva casa, decoré y amueblé todas las habitaciones dejando un pequeño vestidor tal cual lo encontré, con sus paredes llenas de espejos.

El reflejo de un espejo en otro, una y otra vez, produce vértigo. Es inconmensurable la profundidad que surge en tan diminuto espacio.

A veces me he quedado mirando fijamente esperando descubrir una lejanía mayor que en ocasiones anteriores. Otras veces, entro con los ojos cerrados para no diluirme en la falta de horizonte.



Me atrae el misterio de los espejos, el más allá de sus reflejos.

Hoy, he visto que una pequeña fisura que se produjo misteriosamente en el cristal, hace meses, ha ido poco a poco ampliando la distancia entre sus bordes.

Lo mas sorprendente es que la brecha no se refleja en ninguna de las otras paredes.

No he podido resistirme a la tentación de acercarme sigilosamente para no ser descubierta y, guiñando un ojo, mirar a través de ella.



La visión ha sido sin duda sorprendente...

26/1/12

CORAZÓN

Regresé a casa de mi abuela, recorrí las habitaciones hasta llegar al baúl que Elisa dejó cerrado, antes de desaparecer, hace seis años. Allí encontré alguna de las respuestas, en los escritos de Elisa:






Hace dos días, de madrugada, sentí un golpe de silencio que me sacó de un profundo sueño. Percibí nítidamente cómo el corazón había dejado de hablarme. Es posible que llevara más de una semana sin oír el ritmo de sus latidos pero, hasta entonces, no me había dado cuenta.

El hecho me causó cierto sobresalto e incertidumbre por lo que busqué el estetoscopio que guardaba en el armario de los medicamentos. Algo nerviosa, me dispuse a escuchar los latidos. Coloqué la membrana en mi pecho y busqué el sonido impaciente: definitivamente, no se oía nada.

Ayer, por la mañana, decidí ir al médico de cabecera, al que no conocía aún porque no suelo visitarlo.

Era difícil de explicar pero sé que no puedo continuar así. De tal manera que reuní todo el valor que me fue posible y se lo conté.

El médico accedió a reconocerme a pesar de lo increíble de la historia. Su exploración constató el hecho por lo que decidió remitirme de urgencia al especialista. Me insistió en que el caso requería atención inmediata. Sus ojos delataban la sorpresa y sus manos no respondían ante la hoja del informe.

Ya, ante el especialista, una vez estudiado mi historial, procedió a realizar las pruebas pertinentes. Por último, el cardiólogo realizó una ecografía y me mostró el monitor. El cardiólogo, aún pensativo, tomó notas y se dirigió a mí con voz pausada. Casi hablándome al oído me dijo, que este era un caso claro de “vacío de corazón”. La pantalla dibujaba con toda claridad el amplio vacío.

Se podían observar restos de aorta y pericardio. Trocitos de válvula mitral mostraban que no todo había desaparecido.

Tuve suerte, según me indicó el especialista. Aún quedaban tejidos y ello me permitiría iniciar una reconstrucción del corazón. De los restos, se pueden extraer células “almamadre” –me dijo muy bajito-; una vez tratadas, son inyectadas poco a poco, con mucha paciencia, durante varios meses. Es una complicada tarea la de formar un nuevo corazón, pero ellas lo conseguirán, si el procedimiento se realiza adecuadamente. El resultado será un corazón algo más pequeño y duro, al principio, pero suficiente para seguir viviendo con toda normalidad. Después de un periodo de adaptación, acabará pareciéndose al órgano original.

Continuó explicando ante mi atónita mirada:

-No es tan extraño no tener corazón. A veces, el “vacío de corazón” es congénito. Hay muchas personas que vive con esa carencia porque ha nacido así. El cuerpo sabe acomodarse y hasta es posible que puedan vivir gran cantidad de años en esas condiciones. En el caso de haberlo perdido, después de haber crecido con él, el organismo no puede vivir mucho tiempo sin corazón.

Así las cosas, he empezado el tratamiento sin demorarlo más. Al mismo tiempo, he accedido a realizar mi propia autovacuna, según me ha recomendado, para evitar que esto vuelva a suceder.


15/1/12

EL CONCORDIA


Cuando supe del hundimiento del Costa Concordia habían pasado dos días de la tragedia. Pude ver unas imágenes grabadas por un pasajero y, entonces, caí en la cuenta de que allí había viajado durante una semana, por el mediterraneo, hace poco más de tres años.

Me ha costado asimilar la noticia, he de reconocerlo.
Puedo contar que el Concordia me pareció una auténtica ciudad, una población de más de 4.000 personas embutida en un edificio de más de ocho plantas, creo recordar. En aquel momento el barco estaba en plena ocupación y evitaba pensar en que pudiera ocurrir cualquier accidente. La visión de comfort de las instalaciones quedaba un tanto borrosa al ver el pulular de tanta gente. Las magnitudes eran inmensas en todo los ámbitos salvo en los tamaños de los camarotes. Aquello era una torre de Babel: el personal era de origen filipino, indio e italiano, principalmente y los mensajes por la megafonía eran en italiano. Un boletín diario en el buzón de nuestra puerta servía de información.


Los restaurantes estaban a tope, las minúculas piscinas, los pasillos y  las salas de diversión. A menudo no encontrábamos sitio a las horas de las comidas porque, además, una cantidad ingente de italianos, en su mayoría, acaparaban las mesas, se guardaban sitios vacíos para los familiares o amigos durante una larga espera.
En ocasiones, como en las comidas, el desorden era indescriptible. Coincidían las horas de desembarque con la de comer y la única alternativa era comer pizzas en un autoservicio.

El circuito, por el Mediterraneo, era un recorrido cerrado en el que los viajeros iban embarcando en diferentes puntos de la geografía. No había principio ni fin. Cada uno comenzaba y finalizaba su viaje en el un determinado puerto. Así pues, nos convocaron para el simulacro de evacuación horas antes de proceder a nuestro desembarque y fin del viaje, en Barcelona. Para los italianos era su segundo día a bordo. Para nosotros, el final de la aventura.

Apenas nos enteramos del llamamiento. En italiano, a la hora de la siesta, nos encontramos con que, al oir movimiento en el pasillo, los viajeros pasaban por delante de nuestro camarote con el chaleco puesto y se dirigían a la cubierta próxima a la lámina marina.
Realmente no nos enteramos de cómo fue el simulacro.
Casi me parece mentira que haya varias víctimas porque hubiera entendido que la cifra hubiese sido bastante mayor.
Volvería a hacer un crucero. No sé si es valentía o incosciencia. Si repitiese la experiencia, lo haría en un barco más pequeño o al menos con  una cantidad de viajeros menor.


 
Al hilo de este suceso, he recordado que el destino me ha hecho testigo o partícipe, en mayor o menor medida, de otros acaecidos en la historia reciente. He caído en la cuenta de que el veintinueve de Diciembre de 2006, llegué a la terminal de Barajas a tan solo unos minutos del atentado de la T4. En Agosto de 2008, para embarcar en el Concordia, tomé un vuelo de Spanair, pocos días después del fatídico accidente del avión de la misma compañia, en el mismo aeropuerto. El aparato en el que yo volaba iba casi vacío. Tan solo unos pocos valientes y tripulación de otras compañías lo ocupábamos. Pudimos ver los restos del siniestro desde nuestras ventanillas, conteniendo el aliento en el despegue, guardando un tremendo silencio durante todo el vuelo.
Son casualidades porque no viajo tanto ni cojo tantos vuelos. No puedo dejar de sentir cierto estremecimiento al pensarlo y mucha pena porque todos pudieron evitarse.

La foto del Concordia abatido, semisumergido en el Mediterraneo, puede ser la imagen que represente el hundimiento de algunos valores. Falta nos hace que haya Concordia: acuerdo, conformidad y unión.  

12/1/12

UNA FUERZA ENORME ESTA EN NOSOTROS.

Hasta cuando nos marchamos lejos
por cobardía o por despecho,
por un amor inconsolable,

cuando en casa el tiempo pasa sin vivirle
y lloras porque no sabes por qué
una fuerza enorme esta en nosotros mismos,

la sencillez de lo sencillo,
donde las luchas son inútiles,
es más fuerte que una muerte incomprensible,
es vencer esa nostalgia que nos se va de tí.




Tienes que poner los dedos en tu herida
y entonces sentirás la fuerza de la vida,
que te conducirá, lo sé,
amor, ya lo verás,
a la salida que hoy no ves.

Cuando te recomen los silencios
y el corazón les pone precio
con un rumor insoportable

cuando te hundes y no puedes levantarte,
y hasta cuando la esperanza
piensas que se perderá.

Es la voluntad que a todo desafia,
es nuestra dignidad, la fuerza de la vida,
que no preguntará que es la eternidad,
aunque sepa que la ofenden,
o que la venden sin piedad.

Tienes que tocar el fondo de tu herida
y reconocerás la fuerza de la vida,
que te conducirá, lo sé,
no te dejará marchar,
no te dejará, ten fe

Hasta dentro de la carcel
de esta enorme hipocresía,
y en los fríos hospitales
de ese mal de nuestros días,
una fuerza te vigila,
tu la reconocerás,
es la fuerza testaruda que hay en tí,
que sueña y no se va de tí.

Es la voluntad
más fragil e infinita,
es nuestra dignidad,
la fuerza de la vida.

Es nuestro amor, la fuerza de la vida,
que no preguntará
que es la eternidad,
porque siempre por nosotros luchará,
y no nos dejará.



Tienes que tocar
la llaga de tu herida,
y reconocerás
la fuerza de la vida.

La fuerza dentro de tí,
la tienes que presentir
y allí estará,

la fuerza de la vida,
que te conducirá, lo sé,
que susurra convencida
lo importante que la vida es.


11/1/12

ME GUSTAN TANTAS COSAS

Inicié este blog, en Noviembre de 2007, animada por un ejercicio de la Escuela de Escrtitores. Vuelvo a leer y a disfrutar de este post. Y sigo diciendo...

MI ME GUSTA (21/11/2007)

Me gusta el sol del invierno y también el del verano, tocar la hierba húmeda con las manos y la arena del campo o de la playa. Ir a un concierto de Maná y saltar dando botes y palmas en la grada. Escuchar a Take That o a Norah Jones, mientras conduzco o camino de mañana.

Me gusta regar el laurel y el limonero, hablar a la mimosa, a la yuca y al jazmín. Me gusta en la azotea, flotar dentro del agua, mirando al cielo en las noches de verano, dejar que llegue el alba...
Respirar el olor del invierno soleado y el del amanecer en el verano, debajo de una higuera.
Me gusta, de Mérida, recorrer el puente romano ya al atardecer para, después, sumergirme en la cálida y sonora noche en las ruinas del teatro.
Me gusta respirar el aroma de quienes sutilmente dejan un halo de perfume y me dejo impregnar y me quedo con parte de su alma.
Me gusta cerrar los ojos y viajar al patio de mi abuela, ver las hormigas “rojinegras” cómo suben al granado, el olor al esparto de mi abuelo. Me gusta el aroma caliente a torrijas recién hechas, a los guisos al despertar siendo niña en la mañana, a los pimientos, al pisto, a la paella. Me gusta el bocadillo de pan con chocolate, el chicle bazoka y el olor a borrador que tengo en mi memoria. El arroz con leche de mi madre, el “after shave” en los besos de mi padre. Ver una película en un día frío de lluvia. El sabor del las especias, del eneldo, del comino o la canela. El olor de la tierra después de la tormenta.
Me gusta mirar a los mayores sabiendo que son niños y a los niños queriendo ser mayores.
Me gusta disfrutar la calurosa siesta bajo un sauce y también acompañada, jugando a darnos besos y a abrazarnos, como si no importara nada. Me gusta estar sola o rodeada. Me gusta el silencio de mi casa tras una tarde de risas, de bromas y de charla. Me gusta la desgana del verano, bajo la sombra de un libro, sobre la arena y a lo lejos, las olas, ... el agua de la playa.



Me gusta despertar en inglés con la risa de George, me gustan sus tres años que iluminan, en Londres, una gris mañana. Caminar en un lugar en el que nadie me conoce, jugar a imaginar las vidas de las gentes que se cruzan en la calle.
Me gusta la sabiduría de un hombre maduro, la quietud de los silencios, si me envuelve su mirada. Nadar en unos ojos transparentes que desarman, para amarlos, buceando hasta llegar dentro, muy dentro de su alma. Me gusta acariciar el algodón dentro mi cama y respirar el olor de las sábanas azules, profundas como el mar, pero sin algas. Despertar con caricias en medio de la noche, de madrugada, sin prisas, sintiendo que me aman.



Me gusta el olor de mis hijos desde niños, el olor de su pelo, de su ropa, de sus caras. Los ojos risueños de mi niña, y de él, la mirada tan profunda que me abraza .
Me gusta escuchar el cannon de Pachelbel, envolverme en alegría de Haendel, ascender por el Carmina Burana e inquietarme por un Réquiem de Mozart ; tocar el Para Elisa en el piano, rozar las teclas negras jugando a recordar (“La chocolatera”).



Cantar en la butaca, en un concierto, o la melodía principal de un musical. Imaginar que sé la notas, el tono o el compás.
Soñar que cada noche viajo sin alas y volar; mirar por encima de las nubes cuando floto en lo alto de un avión que me lleva muy... muy lejos.
Me gusta ser yo. Me gusta descubrir y disfrutarme. Ser grande porque soy pequeña, enigmática y profunda. Me gusta ser especial y saber de muchas cosas. Contar lo que me pasa, gastar bromas, dar sorpresas, hacer regalos, jugar a ser muchas diferentes.

Me gusta que hoy es un día de noviembre y... que puedo imaginar y desear... que es lo que yo quiero.

.....  .....  .....  .....  .....  .....  .....

Me gusta este sol de Enero, la luz de la tarde, el horizonte desde mi ventana.
Me gusta la música de los 80, la de los 90 y la que escucho acompañada; que me lleven en mi coche, que lleguen los viernes, que lleguen los lunes, que alguien me espere, tener algo por lo que reir, que mi risa se escuche, que me hagan reir.
Me gustan los abrazos, responder una llamada, cumplir años, dar la mano, dar besos, dormir, despertar, vaguear, tener ganas, olvidar el olvido, recordar poco, querer mucho y saber menos.
Me gusta cada día, venga con el traje que venga, aunque muchas veces me sorprenda y no sepa cómo trepar por él. Me siguen gustando tantas cosas que esto acaba de empezar.
Seguiré...









28/12/11

EL SECRETO POR DESCUBRIR ESTA EN NOSOTROS.

...Se oculta en las palabras y las manos ardientes

Preciosas palabras en la voz de Dulce Pontes:


O segredo a descobrir está fechado em nós
O tesouro brilha aqui embala o coração mas
Está escondido nas palavras e nas mãos ardentes
Na doçura de chorar nas caricias quentes

No brilho azul do ar uma gaivota
No mar branco de espuma sonoro
Curiosa espreita as velas cor de rosa
A procura do nosso tesouro

A brisa brinca como uma gazela
Sobre todo o branco e a rua do Ouro
Curiosa espreita a fenda da janela
A procura do nosso tesouro.

14/12/11

INCERTIDUMBRE

    

Aprecio la quietud tanto como estar en movimiento. Me desplazo de un estado a otro mientras me sumerjo en la incertidumbre para salir de ella.  Nado en las tranquilas aguas del abandono hasta que algo me impele de nuevo.

Me gusta la luz del verano, que me mueve y me agota, tanto como me desagrada la oscuridad fría de la noche invernal, llena de dudas.
El invierno tiene sombras que solo la primavera disipa y las risas del verano aniquilan.




Quiero salir y ver el horizonte luminoso, ser otra de nuevo, oler las flores y el campo soleado. No quiero más largas noches de incertidumbres, no me gusta la oscuridad que siempre huele a soledad. Quiero noches con luz, otras noches... sin temores.



14/9/11

MUNDOS PARALELOS

Se oyó el teléfono, una vez, y se apagó el sonido. Era la hora de la siesta, un día del mes de agosto. El ring me sacó del estado de ensoñación. Me levanté a mirar en el display el número y pude ver que era extraño para mí.
Quince minutos depués, volvió a sonar de nuevo el teléfono. Pude oir al otro lado, la voz, algo grave, de un varón con acento francés que preguntaba por Julia. Le respondí que se había confundido.
Me comentó que su nombre era Luis. Se encontraba perdido e intentaba localizar a Julia para poder encontrar el camino. Insistió de nuevo en que yo era Julia.
No supo decirme donde estaba. Ni si quiera sabía por qué había marcado mi número. Se cortó la llamada, sin más.

Al día siguiente, casi de noche, volvió a llamar el desconocido. Parecía estar menos confuso y conversamos.
Luis pudo contarme, pausadamente, que  era un financiero de origen francés que solía veranear en España desde que era un niño. Hablaba muy despacito, dejando grandes silencios cada dos o tres palabras. Parecía que buscaba datos en su cabeza para poder ir destilando, a modo de goteo, toda la información.
Me insistió:
- Julia, estamos en mundos paralelos. ¿Recuerdas?
- Luis, no soy Julia.
- Eso ni siquiera lo sabes. Cuando nos encontramos somos otros, nuestros mundos convergen. Estoy llamando al número de siempre, al que me diste cuando nos conocimos.
- No sé de qué me hablas. Mi nombre es Elia...
- Te empeñas en nombrarte así. Cuando coincidmos eres Julia. Te cuesta admitir que vas de un mundo a otro. Ahora estás hablando conmigo, eres Julia ¿Recuerdas? Esta situación no la eliges. Solo podemos contactar cuando nuestros trazados se cruzan.
- No entiendo nada. Estoy en mi casa, con mis cosas. Veo lo de siempre a mi alrededor. Oigo las campanas de la Iglesia, como es habitual, nada es diferente. ¿De qué mundos me hablas?
- Vivimos en mundos diferentes, como haces de luz que enfocan al infinito por los que transitamos. Cuando se mueven para iluminar el mismo punto del infinito, nos encontramos. Entonces, cuando eso ocurre, Elia, tu eres Julia. No podemos evitarlo. Tú tampoco.



Miré el reloj. Me había quedado con el teléfono en la mano, adormilada, y ya eran más de las tres de la mañana. El auricular no emitía ningún sonido. Me sentía agotada y con cierta angustia.

Hace días que espero la llamada de Luis. Necesito saber su paradero y el de Julia. Quiero conocer más sobre mí. No sé si Luis está perdido entre su mundo y el mío. Yo creo permanecer siempre en el mismo sitio... aunque ya no lo sé. Como todo es tan relativo, necesito que me explique, desde su mundo, dónde está el mío.

12/9/11

Esta Guerra de la Independencia es lo que parece.

La historia nos ha enseñado lo que es la lucha por la Independencia.

La Guerra de Independencia de los Estados Unidos fue consecuencia de la gran influencia que tuvieron las ideas de la Ilustración en América.

Más tarde, esta guerra tuvo un gran impacto en el pensamiento político latinoamericano. Fue ejemplo, y modelo, para las colonias hispano americanas.

Casi siempre tiendo a pensar que todas las guerras son inútiles porque no me gustan las guerras.
Así es que he ido elaborando mi propia teoría. Cuando alguien entra en tu territorio sin preguntar, tan solo porque considera que puede apoderarse, en nombre de sus propias normas, por su consideración de superior, de todo lo que es susceptible de explotar, entonces, creo que se empieza a declarar  la guerra. Aunque tan solo quieras defenderte del invasor, estarás inmerso en una guerra que no has buscado y de la que es muy difícil escapar: nadie puede ser dueño de otros territorios que nunca fueron, ni serán suyos. Aquellos territorios tienen su propia ley y se ha de respetar.

Evidentemente, el invasor toma posesión de un territorio y el impulso de la conquista conseguida le hace adquirir formas de dominio hasta que el invadido toma fuerzas.

El problema, sigo pensando, tiene que ver con que es difícil que después del susto, sobreponiéndose a él, alguien quiera estar sometido, viviendo indignamente, sabiéndose considerado inferior.
La ideas pueden ser interesantes para mostrarse intelectualmente convincente y hasta puede distraer la atención. Así ocurrió con la clase dominante en latinoamérica entre los siglos XVIII y XIX. Una cosa es la teoría y otra, la aplicación que le damos.
La Revolución Francesa no fue bien acogida por las colonias hispanoamericanas que consideraban que la igualdad podía darse entre los miembros de la clase criolla, pero no entre criollos, indios, mestizos, negros y mulatos.

La Revolución Francesa fue producto de la Ilustración. Ideológicamente sirvió para justificar los movimientos de independencia aunque no fue la causa última de las guerras independentistas latinoamericanas.
Como causas habituales de que se produzca la revuelta, para el intento independentista, suelen producirse situaciones:
- Exceso de control por parte del invasor.
- Pérdida de libertades como consecuencia de la cantidad de burocracia exigida. (Hay que pedir permisos para casi todo, por escrito,  al invasor). Es imprescindible que el sometido se considere inferior para ejercer el control.
- El invadido no puede optar a tener cargo importante, con un mínimo de  poder y no interesa que tenga voz.
- El desarrollo económico se pretende fundamentar en la dependencia. El sometido ha de trabajar para el que somete. Pero no puede disponer de sus bienes libremente.
- Se ha de financiar el alto nivel económico pretendido por el invasor a costa del invadido.

Saturno devorando a sus hijos para evitar su destronamiento.

Lo más habitual es que cuando hay una rebelión, quien está viendo que se le escapa el poder intentará crear divisiones en los sublevados, procurará mostrar su mejor cara para buscar aliados, se empleará a fondo para no perder todas las colonias, utilizará todos los medios a su alcance para poder seguir controlando lo que considera su territorio.

Quienes actúan desde el poder adquirido injustamente, pueden dirigir su guerra sin mancharse, fuera del campo de batalla,  sin  despeinarse; subidos en su sillón tapizado, dando órdenes a quienes, manipulados, son su instrumento. 

Al fin y al cabo es una guerra, su guerra, donde todo les vale. La manipulación de los inocentes, para quienes son unos invasores desalmados, es un juego de niños que alimenta su propio espíritu sanguinario, el espíritu del poder y del control. Ese espíritu es un monstruo que necesita alimentarse contínuamente.

No me gustan las guerras pero si tengo que justificar alguna, es la Guerra de La Independencia.

29/8/11

Un veintinueve de Agosto.

Estoy al otro lado de la alambrada, lo sé. Me gusta mirar desde dentro sabiendo que suelo estar fuera.
Este veintinueve de agosto, he recorrido un bosque de recuerdos por caminos que ya hube andado hace más de veinte años. Los árboles abandonados conforman una arboleda algo siniestra y desigual, como en los recuerdos.
Otros años, hace varias décadas, el sol era abrasador a las cinco, igual que esta tarde. Es un día de verano extraño porque yo misma me siento extraña. Había tenido por la noche sueños extraños y el aire, cálido, corre extraño.
Estoy llena de incertidumbres.
He visualizado, con los ojos húmedos, escenas pasadas que casi puedo tocar. Me veo a mi misma, a mis hermanos, a mis padres, a todos los convocados tantos veintinueve de agosto, años atras.

Está todo tan lleno y tan vacío, repleto de interrogantes, de dudas que asaltan cuando entras en un espacio que es casi como otra dimensión.
Yo ya no soy la misma que hubiera imaginado... ni siquiera hace un año.
He recorrido un largo camino, he andado por sendas tan inimaginables y, al fin, estoy en el mismo sitio.
El calor es aplastante, el aire caliente reseca mis pulmones pero no mis ojos. He mirado a lo lejos, al horizonte y he mirado dentro. Sigo caminando, recorriendo los recuerdos y el futuro que será.

Me he alegrado de entrar en esta escena de mis recuerdos rodeada de quienes lo viven como yo, mis hermanos. Hubiera querido compartirlo con más seres queridos.
Me hubiera quedado hasta el anochecer y hubiera mirado las estrellas en busca de preguntas, en todo caso... porque respuestas no hay por el momento.

Estoy deseando seguir caminando hacia el futuro. Y me gusta hacerlo, siempre, acompañada.



Entre mis recuerdos.

9/8/11

Minicuentos: en el Facebook


Desde que hablamos aquel día, hace más de un mes, todo me ha parecido extraño. Como imaginación no me falta, he llegado a pensar que eras un espía, disfrazado de artista, en las redes sociales.
Pensé que tal vez tu precipitada desaparición tenía que ver con una situación límite, en que el enemigo habría, probablemente, cortado los cables de conexión a internet o que un virus "por ondas" habría interceptado la conexión GPRS de tu Smartphone.
Casi respiré cuando descubrí por aquel email, el cuatro de julio, que seguías vivo y con las conexiones latiendo. Estaba yo de vacaciones y con problemas de comunicación.
Respondí, entonces, a la primera oportunidad como si de una espía o contacto secreto se tratara... ¿Cómo y cuándo? Me faltó el dónde. Aún me lamento por esa ausencia de adverbio.

Estuve intranquila porque aparecías "desaparecido" más de tres días, ni rastro de conexión ni un mensaje. No supe cómo hacer. Quizá alguno de nuestros jefes espías podría dar con tu paradero. ¿Quienes son?
¿Soy yo también una espía? Alguien debería haberme avisado.
El caso es que he rastreado de principio a fin la web para encontrar pistas. No sé cual es nuestra conexión ni el enlace que nos hace coincidir. No han dejado rastro. Ellos han borrado las huellas. Pero este mensaje que te envío es para que, con tu anhelada respuesta, pueda constatar que sigues respirando. No sé aún quien eres y empiezo a no saber quién soy yo, si no respondes.
Si crees que la misión es ImPOsIbLe, avisa, tal vez necesitemos refuerzos. No dudes en pedir auxilio y emplearé todas mis energías para rescatarte.
Espero que esta vez puedas respirar fuera del agua y te dé tiempo a lanzar algunas burbujas que nos orienten.
Estamos preocupados, BGV73. No sabemos si el bogavante ha sido el culpable. O quizá... ¿eres tú el bogavante?

2/7/11

DESDE QUERÉTARO HASTA QUEENSLAND, PASANDO POR AL QAHIRAH Y BUDAPEST

Hace casi cuatro años que abrí las puertas de este blog. Lo hice con compañeros de la Escuela de Escritores. Fue toda una experiencia compartir, semana tras semana, nuestros escritos. El curso terminó hace tiempo, pero el Blog sigue abierto.

Para mí, este sitio  es parte de mi casa. Con las puertas abiertas, dejo que corra el aire hacia el exterior y al contrario. Muchas de las cosas que siento y pienso, que sucenden en mí, salen por sus puertas y ventanas.
Me gusta saber que me visitan, que hay quienes se detienen en algún momento unos minutos para leerme.
El mapa de visitas, aunque no refleja todas, da una idea de dónde se ubican quienes aterrizan por aquí. A todas ellas quería agradecerles haber pasado por mi casa. A todas quería dedicarles este post.


Hasta donde la memoria me permite,  tengo presente que me hubiera gustado tener el don de poder volar, instantáneamente, a todos los paises del mapa.

Siendo muy pequeña, recuerdo el poder mágico, casi hipnótico, que tenía en mí cualquier mapamundi. En el colegio disfrutaba enormemente con las clases de Geografía, con las fotos del libro de "Sociales": imágenes de sitios lejanos, de personas que vivían a muchos kilómetros.

Me atraía lo diferente, las formas de vida de países exóticos o distantes; conocer y que me conocieran, aprender de todas esas culturas que estaban alejados de mi casa.
Este medio, internet, me atrajo por todo ello desde el primer momento. Recuerdo la maravilla de descubrir que, a través de una pantalla, pude viajar por vez primera, hace ya unos años, y ver en tiempo real sitios desconocidos.

Viajar y que viajen hasta mi casa. ¿No es todo un milagro?

Soy feliz de haber podido vivir en esta época y disfrutar de la cercanía que nos proporciona la tecnología.
He podido conocer a gente diferente, recuperar el contacto con quien daba por perdido y recibir, encantada de hacerlo, a todo el que quiera entrar en esta página.

Aquí están las huellas de quienes me visitan. Para todos es este pequeño homenaje. Me siguen gustando los mapas y ver que hay vida en ellos, aún más.

Son los amigos mexicanos quienes más acuden a esta página, después le siguen España, EEUU, Colombia, Perú y Argentina.

Como agradecimiento, listo los lugares del país de donde proceden más internautas.

Mexico (MX)
Distrito Federal, Jalisco, Mexico, Puebla, Nuevo Leon, Guanajuato, Sinaloa, Veracruz-Llave, Baja California, Hidalgo, Yucatan, San Luis Potosi, Tamaulipas, Oaxaca, Chiapas, Queretaro de Arteaga, Quintana Roo, Michoacan de Ocampo, Coahuila de Zaragoza, Chihuahua, Sonora,Tabasco, Morelos, Tlaxcala, Zacateca, Guerrero, Aguascalientes, Campeche, Colima, Durango, Baja California Sur y Nayarit.


Muchas gracias. Espero seguir recibiendo, encantada,  a todo el quiera hacerlo.






21/6/11

Aquel verano, Antonio y todos los demás.

En el verano del 73 fuimos de vacaciones a un pueblo de la sierra. Acostumbradas a estar siempre a cubierto, en casa, bajo la atenta mirada de nuestros padres, las tres hermanas disfrutamos de una libertad desconocida. Se abrieron las puertas, de par en par, y un vendaval de nuevas sensaciones nos envolvió.


Llegamos con nuestros vestiditos, con zapatos blancos, y calcetines calados, a un chalet de dos plantas rodeado de higueras, frutales y de pequeños arroyos que bajaban de Gredos. Ya éramos una familia numerosa contando con mi hermana pequeña, que solo tenía un año. A ella le dedico este recuerdo, porque aunque estuvo allí, por pequeña, no pudimos llevarla con nosotros.
Desde las habitaciones de la casa se divisaba gran parte del valle, los castaños, los cerezos y los manzanos. El cielo azul intenso aparecía recortado por el perfil montañoso. Aún puedo recordar el olor a sierra, a frutas, a huerta y, sin duda, a libertad.

Isabelita, que vivía en ese bonito pueblo, fue la encargada de llevarnos a disfrutar de uno de los más maravillosos veranos que he vivido y puedo recordar.
Dos días después de llegar allí, ella nos presentó a tres de sus primos. Con la rapidez con que los niños se abren a otros, con algo de vergüenza pero con infinitas ganas de divertirnos, formamos la pandilla del verano del 73.
Dos de ellos venían de Madrid y el tercero de los chicos era del pueblo. Para hacer más organizado el grupo hicimos el reparto de parejas, desde el principio y de esta manera me fue presentado mi primer novio, Antonio.

No sé si hacíamos buena pareja pero fuimos capaces de entendernos. Hablábamos sólo lo necesario, lo divertido. Es por eso que no hubo regañinas ni disputas, ni reparto de bienes al acabar el verano; por eso y porque teníamos todo el tiempo del mundo.
Dedicábamos las mañanas a la recogida de higos y a las tareas domésticas. De las tardes y las noches fuimos totalmente dueños. Solíamos ir a una alberca con agua de la sierra y, por las noches, con nuestra silla traída de casa, a un cine de verano en una explanada polvorienta desde la que se veían las estrellas y la luna más bonitas que nunca he visto.

Aún así, siempre tuvimos tiempo para hazañas valerosas:

Conquistamos un huerto de manzanas, furtivamente. Rescatamos, prisioneros, racimos de plátanos de un camión una noche de agosto… Después vino el asalto a un montón de barriles con aceitunas y las reuniones en una casa abandonada, a medio hacer. Allí, entre ladrillos y sacos de cemento, en una segunda o tercera planta, de paredes huecas, sin ventanas y sin barandillas, fumábamos unos celtas que comprábamos de “incógnito” en el estanco-tiendaparatodo. ¡Qué momentos! Aquel mechero de mecha que no encendía, esos cigarros imposibles de aspirar, y sin filtro…

Subíamos varios pisos por la escalera de obra del edificio, uno de los lugares más peligrosos por los que creo haber transitado. Eran excursiones con peligro asegurado, sin casco y sin miedo porque creíamos en todo y queríamos vivir así, sin medir el riesgo, sin pensar.

Al acabar las vacaciones, nos fuimos más libres, más fuertes, más contentas, más mayores y llenas de secretos.

Hace unos días entré en un local cerca de donde vivo. No podía creerlo, era él, después de cuatro décadas. Todavía no puedo comprender cómo pude reconocerlo.
Allí, delante de mí, estaba Antonio. No pude reprimir las ganas de preguntarle por el verano del 73.
Me embargó la emoción al descubrir cómo recordaba, con total nitidez, los mismos momentos que vivimos aquel mágico verano en el que todos nos descubrimos a nosotros mismos un poquito más.

1/6/11

El Viento en la Isla (Pablo Neruda)






El viento es un caballo:


óyelo cómo corre
por el mar, por el cielo.


Quiere llevarme: escucha
cómo recorre el mundo
para llevarme lejos.


Escóndeme en tus brazos
por esta noche sola,
mientras la lluvia rompe
contra el mar y la tierra
su boca innumerable.



Escucha cómo el viento
me llama galopando
para llevarme lejos.




Con tu frente en mi frente,
con tu boca en mi boca,
atados nuestros cuerpos
al amor que nos quema,
deja que el viento pase
sin que pueda llevarme.



Deja que el viento corra
coronado de espuma,
que me llame y me busque
galopando en la sombra,
mientras yo, sumergido
bajo tus grandes ojos,
por esta noche sola
descansaré, amor mío.

30/5/11

Escuchando a PABLO NERUDA (Los versos del capitán)

SI TÚ ME OLVIDAS


Quiero que sepas
una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto
me olvidas
no me busques
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.
Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

Vistas al mar

La luz, el agua, la olas. El cielo, la arena, la sal, el sol. Azul, viento y mar.


(Playa de El Puerto de Sta. María)
Quiero olas de luz, sal azul, un cielo de arena, sol de agua, un mar de viento. Son de verdad.

25/4/11

EMBRIÁGUENSE

"Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.

Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:

“¡Es hora de embriagarse!"

Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,

¡embriáguense, embriáguense sin cesar!

De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca".

Charles Baudelaire









21/4/11

MOMENTOS

Hace más de mil noches se me paró el reloj. Aunque era por la tarde, se hizo de noche porque venía atardeciendo ya unos meses. No me di cuenta hasta que dejé de sentir la brisa del aire, las voces de los niños, las campanas en la lejanía y el olor a tierra mojada. Cerré puertas y ventanas, apagué las luces y esperé que el tiempo fuera pasando.

A veces oí un murmullo aunque no supe distinguir muy bien qué me contaban…

Hace ya mas de doscientos soles que mis ojos despertaron y se hizo la luz de nuevo. El aire ululaba en mi balcón, las campanas cantaban sus horas y las risas de los niños, ligeras, subían flotando hasta mi ventana.

...Subí despacio hasta la azotea y comprobé en silencio la quietud del limonero, el laurel, el pino, la mimosa, las madreselvas, los jazmines, las yucas y la hiedra… la quietud y las hojas pintaban las paredes de amarillo.

La mimosa estaba rendida por la oscuridad de todas esas noches y acaso no parecía despertar del sueño. Comencé a regar todos los días y, al poco, todas las plantas despertaron, brotaron verdes y hermosas pero la mimosa no hacía sino quedarse más y más lacia. Hace dos lunas me situé frente a ella y mostrándole el agua le conté que era momento de crecer. Lo seco se poda y si tu quieres sale el verde. Yo regaré todas las noches y al amanecer. Esperaré el tiempo que tu quieras, te hablaré por las noches como a la luna y a las estrellas. Lloraré si te hace falta para humedecer tu tierra… ahí estaré.

Anoche, cuando todos dormían subí despacio para ver a la luz de la luna la mimosa. La noche era cálida y hermosa, las estrellas del mes de julio en el hemisferio norte me hacían compañía y, al poco de percibir las ramas, antes casi de poder verlas, me brotaron dos lágrimas. De la mañana a la noche cientos de hojitas cubrían sus ramas que yo creía perdidas. No me extraña, le dije, ya sé porque te llaman “mimosa”. Ahora podré besar a mi amor bajo su sombra en este caluroso y largo verano."

Todos buscamos momentos que deseamos amar, incluso, antes de conocerlos. Ese momento que esperas, para que te ame… hay que amarlo antes en el corazón.

20/4/11

Volver

Llevo días oyendo a mi alrededor que tengo mi mente en otro sitio y debe volver a mí: que estoy sorda, que estoy ciega e incluso que estoy muda.
He dejado de reír ruidosamente, como a veces hago. Hay rincones de mi casa oscuros porque yo no miro y paso de largo.

Me he propuesto hacerles caso. 
Recorreré todos los sitios donde estuve. Soy conciente de lo complicado de la empresa ya que estando ciega me encuentro algo desorientada.

He de intentar recordar los lugares por donde he pasado recientemente, a pesar de que he perdido muchos recuerdos para poder llegar hasta aquí . Así es que esto empieza a ser un laberinto.

Una madrugada ya pasada, recuerdo haber estado un momento en el Himalaya atesorando conchas, restos marinos y haciendo bonitas lámparas de sal. En Queensland juntando trocitos de coral para hacer un precioso collar, en el mar Muerto acaparando el agua que llega del Jordán.

En el Sáhara, recogiendo la escarcha que se forma por la noche, y hasta en lo alto de la roca Uluru en Australia, reuniendo hormigas con los Anangu... pero sé que no fue allí donde abandoné mis pensamientos.

Seguiré buscando, sí, seguiré buscando.

18/4/11

ZAPATITOS

Hace unos días, recuperé este "cuento" que guardé en una botella y arrojé al mar. Después de varios años, las olas lo devolvieron a la orilla. Este es mi cuento:

Cuando era niña, a veces, me sentía muy especial. Pensaba que algún día me ocurriría algo extraordinario.

Sentía un nudo en el estómago cuando sabía que me regalarían aquellos zapatos nuevos que tanto había deseado y que al fin llegaron.


Por la noche los dejaba junto a la cama y mirándolos me quedaba dormida, ilusionada.

Luego, al despertar, no cabía en mí pensando en que ya tenia mis zapatitos. Hace unas cuantas lunas alguien me regaló los zapatitos. Aparecieron en mi ventana arrastrados por un sueño.

Eran unos zapatos distintos, como nunca había visto: a la medida y confortables para caminar. Por momentos dudé, pero al fin pensé que aquellos zapatitos eran ese algo extraordinario que desde hacía tanto anhelaba... ¡No lo puedo creer! No me podía quitar los zapatitos, y a veces hasta me costaba dejarlos junto a mi cama por la noche. ¿Cómo habré vivido yo sin mis zapatitos?


Por la mañana me levantaba y lo primero que buscaba eran mis zapatitos... estaba esperando abrir los ojos para poder colocármelos y saber que el día sería mas fácil. Daba igual si había que subir o bajar, si se mojaban o ensuciaban, yo iba muy a gusto con ellos.

Durante días estuve mirando en mi armario para colocarlos en un buen sitio, pero no sabía cómo hacerlo porque yo solo quería llevarlos puestos. A veces me quedaba ensimismada mirando el espacio y siempre me acababa pareciendo muy pequeño.

 
Desde aquel día en que aparecieron los llevé puestos siempre que pude. Así, si miraba hacia abajo siempre los veía tan bonitos. Pero si tenía que guardarlos, aunque fuese solo un ratito, no sabía donde hacerlo.

Una noche olvidé quitarme los zapatitos y quedé dormida profundamente con ellos puestos. De madrugada desperté inesperadamente, sobresaltada miré y no encontré mis zapatitos.

¿Era todo un sueño?

4/1/11

MUJERES

Se lo dedico a Cecilia que fue quien me animó a escribir en el blog.

Es cierto, lo tengo pasusado desde hace tiempo. No lo abandono porque me gusta releer de vez en cuando las entradas. Disfruto leyendo lo que pensé en otros momentos.

Hace días que tengo en mente a varias mujeres cuya vida o personalidad me dejaron un recuerdo más allá de lo habitual:  Mileva Maric, Sonia Gandi, Salme (Emily Reute), Anita Delgado... Karen Blixen.

Me quedo, por ahora, con Mileva y Salme.

Mileva, creo, es una gran desconocida que llegó a mí a través de una biografía de A. Einstein. Quedé profundamente impresionada por su vida. Oculta, a la sombra de su marido, me resultó enigmática e interesante. Es quien más despierta mi curiosidad de todas ellas. Admiro su capacidad científica, su interés por las matemáticas y su resignación, aparente, con respecto a la persona con quien convivió durante unos años. Durante algún tiempo busqué información sobre ella, pero la sombra de Einstein es demasiado alargada y mujer-ciencia, en otros tiempos fue una combinación complicada.
Me pregunto, como tantos otros se han preguntado antes, si ella fue la verdadera autora de la Teoría de la Relatividad. Me gustaría pensar que no lo fue. Me gustaría pensar que la vida no fue tan injusta como para arrebatarle, también, ese "hijo".

Saber qué les tocó a otras mujeres, y cómo lo superaron, es algo que me atrae a menudo.

Emily Reute me fascinó por lo exótico de su origen y por la valentía de empezar una nueva vida en Alemania, lejos de su tierra. Hija del Sultán de Omar y Zanzíbar, Salme nació en 1844 y fue a vivir a Alemania al contraer matrimonio con un comerciante alemán en 1866. Relata, en sus memorias, una vida agradable, divertida, tranquila y llena de cariño en un harén.
Será porque me gusta lo exótico: la playa, la pimienta, la canela y la nuez moscada. Será porque no puedo imaginarme la vida en el harén si no es porque Emily describió la vida cotidiana con naturalidad, orgullosa de su mundo.
Por todo eso y porque admiro la fuerza y la decisión en las mujeres me agrada pensar en ello.