Avila

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Meseta Castellana
BIENVENIDO

21/4/11

MOMENTOS

Hace más de mil noches se me paró el reloj. Aunque era por la tarde, se hizo de noche porque venía atardeciendo ya unos meses. No me di cuenta hasta que dejé de sentir la brisa del aire, las voces de los niños, las campanas en la lejanía y el olor a tierra mojada. Cerré puertas y ventanas, apagué las luces y esperé que el tiempo fuera pasando.

A veces oí un murmullo aunque no supe distinguir muy bien qué me contaban…

Hace ya mas de doscientos soles que mis ojos despertaron y se hizo la luz de nuevo. El aire ululaba en mi balcón, las campanas cantaban sus horas y las risas de los niños, ligeras, subían flotando hasta mi ventana.

...Subí despacio hasta la azotea y comprobé en silencio la quietud del limonero, el laurel, el pino, la mimosa, las madreselvas, los jazmines, las yucas y la hiedra… la quietud y las hojas pintaban las paredes de amarillo.

La mimosa estaba rendida por la oscuridad de todas esas noches y acaso no parecía despertar del sueño. Comencé a regar todos los días y, al poco, todas las plantas despertaron, brotaron verdes y hermosas pero la mimosa no hacía sino quedarse más y más lacia. Hace dos lunas me situé frente a ella y mostrándole el agua le conté que era momento de crecer. Lo seco se poda y si tu quieres sale el verde. Yo regaré todas las noches y al amanecer. Esperaré el tiempo que tu quieras, te hablaré por las noches como a la luna y a las estrellas. Lloraré si te hace falta para humedecer tu tierra… ahí estaré.

Anoche, cuando todos dormían subí despacio para ver a la luz de la luna la mimosa. La noche era cálida y hermosa, las estrellas del mes de julio en el hemisferio norte me hacían compañía y, al poco de percibir las ramas, antes casi de poder verlas, me brotaron dos lágrimas. De la mañana a la noche cientos de hojitas cubrían sus ramas que yo creía perdidas. No me extraña, le dije, ya sé porque te llaman “mimosa”. Ahora podré besar a mi amor bajo su sombra en este caluroso y largo verano."

Todos buscamos momentos que deseamos amar, incluso, antes de conocerlos. Ese momento que esperas, para que te ame… hay que amarlo antes en el corazón.

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