Avila

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Meseta Castellana
BIENVENIDO

25/10/12

DIAGRAMAS DE VENN




Llevo algún tiempo haciendo involuntariamente back up, tal vez ordenando y optimizando mi disco duro (paquete de recuerdos). El equipo va por libre y está reordenando clústers a su manera. 



Es por esto que me vienen a la cabeza cuestiones sin resolver, que son muchas, dicho sea de paso; otras que creía resueltas vuelven con nuevas preguntas y algunas que se presentaban con dudas, pasan de largo sin provocarme dudas. Estas últimas son las menos.

Cuando estaba en la EGB disfrutaba mucho con la teoría de conjuntos, diagramas de Venn y el álgebra de conjuntos (después supe que se llamaba así). Las clases de esta materia eran un oasis para la mente.

En aquella época, los 70 del siglo pasado, los conjuntos eran algo muy importante. El suelo de la clase estaba pintado con uno gigante. Se retiraban los pupitres y nos sentábamos alrededor del conjunto para escenificar la materia con elementos reales. Era divertido.



Aquello se esfumó y tengo entendido que ya no se estudia en los colegios. Sin embargo leo en Wikipedia que es uno de los conceptos más fundamentales en matemáticas. Esta es la pregunta: ¿Por qué entonces ya no se estudia?  

En la Universidad entré en contacto en la asignatura de Cálculo con una materia denominada Topología que tiene relación con la teoría de conjuntos. La idea de partida es interesante: se estudian las propiedades de las figuras geométricas de una manera peculiar.  Es toda una ciencia desarrollada desde no hace tanto y que es verdaderamente útil. Quizá es determinante para fundamentar,  explicar o resolver cuestiones que cotidianamente utilizamos sin preguntarnos más. Esto es lo que me maravilla.

Ilustración de Wikipedia: Teorema de los cuatro colores

He de reconocer que es una de las cuestiones que no acabé de entender del todo y sigue siendo parte de la memoria no resuelta. Cuando hablo con algún estudiante de Ingeniería tengo la costumbre de preguntarle por la Topología. No siempre saben de qué les hablo. 
Así las cosas,  navegan en el mar de mis recuerdos palabras y frases como "homeomorfismo", "teorema de la esfera peluda", "grupos de homotopía", hipótesis de Poincaré"... recubrimiento, subrecubrimiento...

La Topología de Redes es parte fundamental en Informática pero en definitiva, la Teoría de Conjuntos y la Topología, han quedado en mi memoria porque siguen despertando mi curiosidad.





11/10/12

LA MITAD DE LA MITAD


Publicado el
8/4/2009



He estado toda la tarde mirando por la ventana, sin moverme, casi sin pestañear.
Pero solo recuerdo la mitad de todo lo que he visto. Solo la mitad.
Mi madre dejó una nota escrita sin acabar. Fue a media tarde cuando desapareció como un fantasma. Recogió la mitad de sus cosas y salió por la puerta de casa para no volver nunca.Yo tenía ocho años y Rafa, siete.
Olía a jazmín y rosas, la ventana estaba medio abierta y pudimos ver como su silueta se desvanecía ligera,

10/8/12

EL COFRE DE LOS DESEOS




Una de las nuevas posibilidades de Blogger es el estudio del tráfico de las visitas. 
La aplicación almacena las fuentes de tráfico, los buscadores a través de los que se accede a la página y una información que para mí es la más preciada:

En la parte inferior de la página de estadísticas aparece el título: PALABRAS CLAVE DE BÚSQUEDA. 

Es como un cofre de los deseos. 
Los artículos publicados encierran frases, cadenas de palabras, que los usuarios buscan en Google. A través de esas palabras llegan al blog. 

La observación de los textos más buscados me ha llevado a escribir este post. 

Hasta hace unos meses, el texto de búsqueda "argot mexicano"    -un artículo que escribió mi amiga Claudia hace más de tres años-  era el que atraía más visitas. 

Pero desde hace mucho menos, las frases buscadas que se encuentran publicadas en algún post  y que traen internautas al blog son:

"DESEOS QUE SE CUMPLEN"
"QUIERO ESCAPAR DE TANTA HIPOCRESÍA"
"CHARLAS MUY PROFUNDAS NOS LLEVAN MUY LEJOS"
"CUANDO SE CUMPLEN NUESTROS DESEOS"

No entro a diario a ver las búsquedas pero no falla que, siempre que miro, las frases introducidas en Google tengan que ver con DESEOS QUE SE CUMPLEN. 

Imagino a los usuarios escribiendo en Google, como quien se dirige  al buzón que recoge las cartas que viajan a "más allá". 

Tengo una sensación agridulce al abrir el "Cofre de los deseos". 

Me encantaría que todas esas palabras de búsqueda llegaran a esta página, poder recogerlas y tramitarlas de forma urgente para que llegaran "más allá". Sería estupendo que "MASALLÁ" existiera, lleno de todas esas cosas intangibles, inalcanzables en "MASACÁ". 

Imagino que Google debe tener una "nube" inmensa de búsquedas almacenadas: un gran cofre de los deseos de toda la humanidad con acceso a internet. 
El GRAN BUSCADOR Es conocedor de lo que late en la CONCIENCIA COLECTIVA, de dónde proceden esas búsquedas y, probablemente, el detalle de la IP que accede a ÉL. Esto es casi como oír las oraciones de toda la humanidad.


PARADISE. Coldplay: una canción bellísima.




Tengo entendido que las frases más buscadas son similares a estas:

DONDE ESTÁ EL PARAÍSO
ES POSIBLE SER COMPLETAMENTE FELIZ
CÓMO HACERSE RICO
ENCONTRAR EL AMOR VERDADERO
EXISTE EL AMOR INCONDICIONAL
ELIMINAR EL SUFRIMIENTO Y EL DOLOR
TODOS ME QUIEREN
CÓMO HACER BUENOS AMIGOS 
LA GENEROSIDAD DESINTERESADA ES POSIBLE
COMO EVITAR LAS DECEPCIONES
ENCONTRAR TRABAJO BIEN REMUNERADO
CONSEGUIR LA COMUNICACIÓN PERFECTA
CÓMO SABER QUÉ HACER EN CADA MOMENTO
ACABAR CON LA SOLEDAD ES UNA REALIDAD
AMAR SIN CONDICIONES
LA FÓRMULA PARA REÍR POR DENTRO Y POR FUERA
QUIERO ENTENDER A TODO EL MUNDO
CÓMO SE FABRICA LA COMPRESIÓN
...

Espero que se os ocurran muchas más. Podéis enviármelas y las añado. 

Tal vez, acaben cumpliéndose si son muchas las peticiones que llegan al Servidor. 

Mi deseo es que todos encontréis lo que buscáis, aunque no sea en Google.



2/7/12

COSAS QUE PASAN



Hace unos días, recorría apaciblemente el supermercado hasta que un niño de unos tres años empezó a correr de un lado para otro. Desde un extremo del local la madre voceaba su nombre, como un disco rayado:
 - Yeray! Yeray!
El niño se movía entre los murales, tocando los estantes, cambiando de sitio las latas de tomate y guardando a su antojo lo que iba pillando, en una cesta. 
Como un eco que se iba repitiendo con la misma cadencia, seguí oyendo ¡Yeray! pero desde distintos puntos del local. 

El padre acompañaba de manera sincopada, y a modo de canon, la melodía principal que iniciaba la madre. 

En esos momentos reflexioné sobre el nombre de Yeray y las consecuencias para el niño. 


TU NOMBRE (Julieta Venegas y Coti)




En el centro peninsular Yeray puede considerarse un neologismo y, por mi parte, innecesario; totalmente innecesario. Parece que procede del guanche.
¿Qué necesidad hay de llamar a un niño Yeray? 

El niño Yeray era sordo funcional respecto a su nombre que por poco es casi capicúa. 
Es decir, se comporta indiferente cuando se le nombra de forma reiterada.

Yeray suena a personaje de la Guerra de las Galaxias. Este nombre me recordaba al de Yoda que encabeza el consejo Jedi. 

El niño de las "Ys" intuye que algo de Star Wars le asiste y lucha contra los elementos que se ciernen sobre él. 
Papá y mamá parecían dos personas desaliñadas, gritonas y que mostraban gran abandono de sí mismos y hasta de Yeray.

A la señorita cajera le explicaron con detalle la afición que tiene  Yeray por escapar de sus padres.Cada día intenta una nueva aventura sin éxito.

Yeray intenta huir de sus padres y yo, francamente, le entiendo.
........... ...........


En algunos países lo de los nombres es cosa seria. Ya lo creo: 


26/6/12

DONDE HABITA LA MEMORIA

Me fascinan los mecanismos que ordenan o desordenan la memoria. 
Estaba intentando recordar, por el mero hecho de hacerlo, y miro al horizonte para ver por dentro. Una nube se cuelga del hilo del olvido y tira de su infinita madeja; dibuja paisajes que ví, con el pincel del ahora. Retoca detalles y reconstruye el pasado. 

Queremos olvidar y, sin embargo, la película empieza de nuevo y pasa lentamente. 
Necesitamos recordar y no encontramos el camino para llegar al sitio donde duermen los recuerdos.
De repente, sin buscarlo, vuelven las imágenes inesperadamente y nos ocupan un instante... que alargamos. 

Luchamos por ser el presente de otros y acabamos, en el mejor de los casos, siendo recuerdo. Luchamos por no ser parte del olvido.  


"Para que no me olvides" de Lorenzo Santamaría.  


Esta canción es indudablemente parte del recuerdo: éxito del año 1976




Sobre los mecanismos de la memoria:


Aprender a recordar y aprender a olvidar son dos tareas que nos llevan toda una vida. 

25/6/12

MI AMIGA INGRID

Ingrid  llamó a la puerta apresuradamente. 

Abrí con rapidez, ante la urgencia de su llamada, y se abrazó fuertemente, inundándome con sus lágrimas y un sofoco desconsolado. 

- No puedo más. No puedo con las mentiras que hacen daño. No puedo entender a los demás. 

La calmé como pude y estuvimos hablando largo rato. 

Ingrid tiene, a mi modo de ver, un trastorno que le imposibilita llevar una vida socialmente despreocupada. Es una persona confiada y honesta hasta donde se le permite. Sí, así es:  hasta donde los demás lo permiten. 

Ella aparenta ser una persona segura y con personalidad pero debe rastrear y observar las miradas y gestos de otras personas para no ser objeto de tremendos destrozos emocionales. 
Ingrid tiene una inteligencia natural importante pero la falta de ese sentido para detectar la ausencia de verdad, o los comentarios de conveniencia,  le provocan sentimientos dolorosos. 

Suele ilusionarse cuando encuentra a una persona que le dice las cosas de verdad, con el corazón, que dice lo que siente y siente lo que dice. 

Pero ¿cómo puede detectar si esta persona falta a la verdad?

Estuve explicándole que debe huir de quienes repiten una y otra vez que son muy sinceros; que observe a las personas que se manifiestan dudosas, que sospeche de los cambios inesperados, que no confíe en las palabras sino en los hechos. Y, sobre todo, que haga caso de su primera impresión. 

Su inteligencia le permite detectar intuitivamente a los sospechosos. El problema es que solemos desoír demasiadas veces las señales que nos dan los otros. A Ingrid le ocurre eso mismo. 

Esto se acaba complicando porque cuando quiere y aprecia a las personas, confía plenamente en ellas y pierde la capacidad de inventar o de envolver las cuestiones cotidianas con omisiones, mentiras piadosas, incluso olvidos controlados,  que la mayoría de las personas saben utilizar. Ingrid quiere que la acepten a ella misma sin ocultarse detrás de una imagen virtuosa. No puedes abrirte de par en par y confiar en que el otro lo asimile. Eso no puede ser. Ya se lo digo yo. Ingrid tiene un encanto y un magnetismo especial. 

La mentira o la verdad "envuelta" o las medias verdades son parte del aprendizaje colectivo, de los tabúes y las formalidades establecidas. 
Además, la inseguridad y la falta de empatía posibilita que se haga daño juzgando a los otros, a los que confían.







"Todas las culturas están repletas de pequeños gestos cotidianos en los que nadie repara: por ejemplo, el olor de lo que se cuece en los fogones, los horarios que rigen nuestras vidas o la edad media a la que nos casamos; el orden legal de los apellidos o que a algunos bebés, en función de su sexo, les pongan pendientes al nacer. Estas costumbres, tan familiares que parecen anodinas, son las que dan forma visible, enraízan y perpetúan cada cultura. Allí arrancan nuestras prioridades y cómo tratamos a los demás.
...

Estos gestos y estos sentimientos están avalados por el entorno. Los defendemos con pasión porque nos definen y nos hacen similares a otras personas, que a su vez nos conceden su protección y su aprobación. Eso nos ayuda a sobrevivir en un mundo confuso y amenazante. Por ello no solemos cuestionarnos las costumbres de la cultura ambiente, aunque barruntemos a veces que sus usos resultan extraños o injustos; tendemos más bien a justificarlos. De hecho, los psicólogos sociales llevan décadas avisándonos de que nuestro cerebro lo pone todo al servicio de nuestras mentiras interesadas: el inconsciente en el que se agazapan los gestos y las emociones de cada día, la memoria que todo lo reescribe, los latiguillos mentales que disimulan la realidad para que encaje en nuestros guiones.
Sin duda uno de los elementos que distinguen a las culturas más creativas es la capacidad de ir limando y limpiando la podredumbre que se acumula entre sus pliegos; de reescribirse, de reinventarse, de soltar lastres.
...

Cultura es sólo el conjunto de nuestros actos y costumbres. Por sí misma, esta palabra no revela si lo que encierra es bueno o es denigrante y abusivo. Cuando ensalzamos y blindamos el concepto de cultura sin reparar en lo que encierra, todos somos cómplices: los unos, cuando pasamos por alto los derechos humanos básicos y el respeto a la vida en nombre de culturas y tradiciones que son meras tapaderas para crear sociedades de víctimas y verdugos. Los otros, porque ya sólo tienen que llegar y asestar el golpe mientras todos miran hacia otro lado, presas de tabúes engañosos, cómplices y viciados."
Elsa Punset.




18/6/12

LOS DESEOS SE CUMPLEN



Pasaba diariamente por la calle Cerería y veía en el escaparate del pequeñísimo local de Calzados García, aquellas "chanclas" de madera que se empezaron a llevar en los 70. Sujetas con una hebilla al pie y con suela "anatómica" de madera, me parecían extraordinariamente novedosas.


Ese verano, deseaba las chanclas, unas gafas de sol y un cubo con fregona de juguete. 

Imaginaba que podría sentirme muy mayor con esos tres complementos. 

Estar más guapa y limpiar era propio de una mujer que empieza a ser adulta. Supongo que eso pensaba yo. 



Ese invierno había conseguido que los Reyes me trajeran la muñeca Dolly que tenía una ranura en la espalda para introducir unos pequeños discos que proporcionaban voz a la muñeca. 

Empecé a confiar en que los deseos se cumplen y el abuelo me compró las chanclas, el cubo y la fregona; y las gafas.






También me gustaban algunas  cosas de chicos pero no me atrevía a decirlo. Me quedé con las ganas de un futbolín y un Scalextrix. 

Más adelante fui alcanzando grandes objetivos: una cocina con quemadores que se iluminaban y figuraban la llama; baterías de cocina, vajillas con tazas de café, vestidos y discos para Dolly, uñas postizas rojas  y hasta un órgano con teclado de tres escalas, entre otros. 


Era aún una niña y empecé a creer en que los deseos se cumplen. Solo hay que saber qué es lo que queremos desear.

13/6/12

MUSICA PARA MI BANDA SONORA (I)

Una delicada composición, cálida y suave. Al estilo Damien Rice. 
Los hermanos australianos Angus&Julia Stone:




Un conocido tema del irlandés, Damien Rice (Banda sonora de Closer). Recuerdos de la obra de teatro y de la película Closer y más recuerdos... Me quedo con la obra de teatro y con la música.



Sun comes up de John Legend o John Stephens. Estupendas esa voz y esa guitarra sincopada(s)...





Y Homebird de Foy Vance. Me gusta especialmente.
Una preciosa melodía influenciada por el espíritu sureño, con una bonita letra. 






10/6/12

AQUELLOS MARAVILLOSOS 70

La tarde del 16 de abril del 73, la tía Luisa nos dijo que Nino Bravo había fallecido. Yo tenía 9 años pero lo recuerdo muy bien. Nino Bravo me gustaba. Me gustaba su voz, su música y su porte. Me gusta Nino Bravo.


Nino Bravo

Estábamos en el inmenso cuarto de baño. Ella cepillaba mi melena para hacerme una coleta. Después, con un cepillito impregnado en una especie de fijador líquido, repasaba el nacimiento del pelo.
Mi hermana y yo solíamos pasar la Semana Santa con la tía abuela Luisa y el primo Jorge, que tenía unos diez años más que yo. Me gustaba estar por temporadas en aquel piso de la Calle Delicias en pleno Madrid. 

La tía era redondita y achatada por los polos, al menos eso pensaba yo. Rechoncha y de poca estatura peinaba su blanco pelo con un moño italiano como la bisabuela Rosa. Siempre olía bien y llevaba los labios y uñas perfectamente pintados.

Después de saludar a la portera,  subíamos los cuatro pisos de un edificio antiguo, de esos con escaleras anchas e irregulares, con barandillas torneadas y puertas de mirillas enormes.
Al entrar en la casa, recuerdo la oscuridad, el olor a naftalina y al perfume de la tía. Un pasillo distribuía, desde su comienzo,  la cocina y el baño, todo a la izquierda y en el fondo el comedor que a su vez daba paso a otro pasillo. Las baldosas del suelo, que se movían a nuestro paso, sonaban describiendo el recorrido.
A la izquierda, un cuarto de estar y al final, la habitación principal, donde dormían la tía y el primo. Tenía un balcón desde el que se podía ver el denso tráfico y enfrente el Hotel Carlton. 
La tía Luisa quedó viuda bastante joven, con dos hijos. El mayor, el primo Ricardo al que pude conocer, también falleció en la flor de la vida, siendo yo muy pequeña. 
Con ella la vida madrileña era muy distinta a la vida habitual que yo llevaba. Allí no había televisión, se escuchaba la radio, se leía el periódico y por las tardes se iba al cine, casi a diario,  a ver los ferrocarriles en Atocha o a hacer un recorrido en autobús urbano. Alguna vez, el primo nos llevaba a ver cómo despegaban los aviones en Barajas o visitábamos los souvenirs de El Corte Inglés. Siempre solía haber figuras pequeñas, miniaturas de cualquier cosa, y que a él le encantaban. 
Por las mañanas bajábamos al mercado donde comprábamos mortadela italiana y ajetes tiernos, que la tía nos preparaba para cenar.


Al volver de la compra nos tomábamos un aperitivo y planeábamos el día. La tía untaba algo de pan con mantequilla que permanecía en un pequeño recipiente, sumergida en agua, lista para untar y sin amarillear. Me parecía un buen invento. 
Los primeros días visitábamos a los vecinos. La tía nos enseñaba orgullosa a todo el vecindario, a la portera, a los periquitos de la vecina de abajo y nos contaba historias que habían sucedido en nuestra ausencia. 

La tía Luisa lavaba la ropa en la bañera con detergente Punto en pastillas y  subíamos a la azotea a tenderla. Entonces, allí arriba, divisaba enorme la imagen del Carlton; casi podía tocarlo.
Recuerdo imaginar que alguna vez me hospedaría allí, cuando fuera mayor. Me pondría unas gafas grandes oscuras, tacones altísimos y una enorme pamela rosa palo para, del brazo de un apuesto acompañante, que seguro sería mi marido, pudiera caminar por los lujosos salones del hotel. Llegaría de noche, en un descapotable espectacular, el portero de la recepción abriría la puerta del coche y cogería las llaves para aparcarlo. Si era ya tarde cuando subía a la azotea, la imagen de mi llegada al hotel era aún más vívida. Las luces de la noche madrileña me hacían soñar.

Atardecido, salíamos al cine. Vi con el primo Jorge "Las 24 horas de Le Mans" unas dos o tres veces. Recuerdo que cuando salí, miré mis zapatos merceditas y los ví más pequeños que al entrar. Miré mis manos, mis pies, mi ropa y todo lo veía minúsculo. Me parecía que la voz del primo Jorge tenía menos volumen. Era tan grande la visión y el sonido de la gran pantalla que el mundo se reducía durante unas horas, hasta el día siguiente. Llegábamos a casa, cenábamos mortadela (pequeña) italiana a la plancha, revuelto de ajetes pequeños,  en una mesa pequeña, de platos pequeños y dormíamos en una cama pequeña. Cuando me levantaba por la mañana, todo había vuelto a su tamaño normal... hasta la próxima película. 



Las 24 horas de Le Mans


Me gustaba Steve McQeen porque se parecía a mi tío Álvaro. La película me gustaba porque el primo Jorge decía que estaba muy bien hecha y que había que verla varias veces para ver los detalles y la fotografía. Además salía un actor bien guapo y el mundo me parecía enorme detrás de esa gran pantalla. 


La tía Luisa bebía en la comida vino blanco con agua de Lithinés. Nosotros también. Solía preparar algún día puré de patatas CON LECHE, algo que  yo detestaba, pero que había que comer. Nunca supe porqué.


Echo de menos a la tía Luisa, las tardes de cine, las visitas a los vecinos, los ratos de radio, al primo Jorge cantando la música de Mari Trini en francés, los paseos por Madrid, aquella mortadela de Bolonia a la plancha, la visión del Carlton y hasta el puré de patatas CON LECHE.

THE FIRST CUT IS THE DEEPEST

Cuando salió  este tema era el año 1967. La compuso el inigualable y, para mí, inolvidable Cat Stevens. 
Música de fondo en las fiestas de los 70, junto con Morning has broken y otras del mismo autor. 
Me sigue agradando su melodía.

Una versión del tema original, por Sheryl Crow:
Otra versión por Rod Stewart:

La melodía original cantada por Cat Stevens:

9/6/12

UN POCO DE TODO



Me acompañan estos primeros días de Junio...


Libro:





Una delicia para leer.


Música:
Una de cal y otras de arena. (Más abajo)





También:


:


Y que no falte Don Omar, en el coche...  para reírme, con mi hija. 





Hay que reconocer que tienen su puntito veraniego y que incitan a  bailar. 







Y con esta me parto de la risa. El tra, tra, tra... ¿Qué será?

8/6/12

UNA LUNA EN EL HORNO

Cuando Rebeca nació, todos se dieron cuenta que desprendía un olor especial, dulce y tierno, difícil de describir. El olor atraía hacia ella las miradas e incitaba a acercarse, a olerla y a estrecharla; a tocarla. 

Rebeca era como un bollito de leche, suave y esponjoso al tacto. Tan agradable a  la vista como su aroma: su carita era sonrosada, los ojitos risueños y sus labios finamente perfilados eran de un color rojo vivo. 
Como decían los mayores, daban ganas de comérsela. La abuela Celia fue la primera en darse cuenta de que era una niña diferente, no solo por lo dulce y tierno que era su olor.

Rebeca fue creciendo y seguía siendo el centro de atención: su aroma era inconfundible por donde pasaba. No era muy grande y sus ojos oscuros penetraban allá donde miraba como si de unos Rayos X se tratara. 
Lucía una melena cobriza (como el color de un bollito tostado) que lanzaba destellos al iluminarla el sol como ninguna otra y destacaba en su cara una sonrisa muy especial. 

La niña observaba  su alrededor, desde su universo dulce, tan diferente a ella. Imaginaba como sería no desprender ese olor empalagoso que a todos acercaba y acababa empachando. 
Tenía una atracción sobre los demás muy poderosa. Parecía que los brotes de aroma iban acompañados de una sensibilidad, un sexto sentido que atraía a la vez que sorprendía. 
Despertaba la envidia de sus compañeros de colegio pero solía estar a menudo en su dulce mundo rodeada de curiosos.
Imaginaba a otros niños y pensaba cómo se sentirían si les dijeran que parecían un chorizo o un queso, incluso una cabeza de ajos pelada, por el olor. Nadie se acercaría a ellos. 
Sin embargo el ser como un bollito de leche con cierto perfume a mantequilla azucarada, era atractiva e inquietante. La gente acudía a su lado pero acababa apartándose por empalagamiento. 

Música:
Wind of Change (Scorpions)

La abuela Celia, que fue la única en comprender el dulce misterio, falleció cuando Rebeca solo tenía once años. A ella solía acudir desde chiquitita porque la acurrucaba entre sus brazos y le cantaba muy bajito canciones tiernas, y de letras casi ininteligibles, que le transportaban a otras sensaciones y le hacían desprender otros aromas. 
Imagen de una luna: Viaje a la luna (Georges Melies)
Desde los once años, la abuela Celia acostumbraba a visitar en sueños a Rebeca. 
La niña soñaba que descansaba en una especie de horno con una base mullida,  que la protegía y conservaba en perfectas condiciones de temperatura; pero cuando miraba hacia arriba, observaba miles de estrellas y una enorme luna derretida que, con la cara de la abuela,  sonreía tiernamente. 

Una noche, después de muchas otras, la luna habló a Rebeca para explicarle que no la veía muy feliz. 
La abuela Celia, entonces, contó que quería que eso cambiase y que podía concederle un deseo.
Rebeca enseguida quiso decirle que quería dejar de ser un atractivo, oloroso y tierno bollito de leche pero contuvo la respiración y el pensamiento. Decidió reflexionar antes de elegir el deseo ...




Sobre deseos infantiles, ilusiones adultas y Georges Melies

6/6/12

SIN PRISAS

El verano cada vez me gusta más.

He ido evolucionando hacia otros intereses con el transcurrir de los años. Aprecio más la luz y el calor, los ambientes urbanos, la improvisación, disfrutar el momento, bailar con la mente, cierto tipo de música, siempre,  sin prisas:

Tema de Chris Coco


Hay personas que quizá no puedan conocer la trascendencia que su propia creatividad pueda tener. 
Me gusta lo que hace Chris Coco (downbeat-dub reggae). Precursor del estilo Chillout. 

Escuchándolo, una es capaz de transportarse al borde de una piscina, con el mar al fondo, gafas de sol, el martini cerca y, todo esto,  en buena compañía. 

Puedo imaginar una noche cálida y urbana en una terraza a muchos metros de altura, mojito o caipirinha en mano y arriba una inmensa luna rodeada de estrellas. Sin prisas

Es posible plantearse otro tipo de ritmo. Establecer prioridades y ser una misma. Sin prisas.

Bien, antes que mi vestuario prefiero renovar mi armario musical. Es sencillo si disfrutas, como yo, con la música. Me gustan muchos estilos, muchos, muchísimos: según el momento. 

Es cierto que el momento puedo cambiarlo con el tipo de música. De tal manera que la música y el momento interactúan. Uno tiene capacidad de modificar al otro casi de forma milagrosa. El sonido permite desplazarme hasta lugares insospechados, incluso, sentimentalmente. Es una especie de Skype o Face Time que te sitúa a miles de kilómetros emocionales o temporales. 

Qué decir de un libro. Y de una agradable lectura con música de fondo... 

De repente, hay millones de sensaciones y deseos, recuerdos y lugares que puedes recorrer sin desplazarte, tan solo con tu pensamiento. 
Necesitamos llenar la mente de ideas  nuevas, de ilusiones y de aprendizaje.

Hoy ha sido un día lleno de ideas nuevas, ilusiones y de aprendizaje. Disfruté visitando virtualmente lugares lejanos en cuestión de pocas horas; con la compañía de quienes quisieron pasar un agradable rato charlando conmigo, ya anochecido. 

Y hasta me he planteado escuchar Yachts ( A man called Adam Mix) en una playa como ésta, a miles de kilómetros... ¿será la Providencia

                            Bahia Agua dulce (Isla Providencia)


Todo ello, Sin prisas. :))


4/6/12

RAMIRO (II)

Ramiro quedó sumergido en el agua, bajo la lámina superficial, por tiempo indeterminado.

Descubrió que le atraía disfrutar de las casas vacías y de las bañeras llenas de agua muy caliente, a punto de derramarse. Morir ahogado, y en soledad,  le atormentaba.


Por ese motivo, decidía darse pequeños momentos de incertidumbre, elegidos por él mismo, que agitaban su corazón y removían todas sus vísceras. Una mezcla de miedo y de euforia.
Al primer contacto con el agua, recordaba  aquel día que, de la mano de su padre, con apenas un año, resbaló y quedó en la orilla del río, boca abajo, con los ojos abiertos viendo las piedrecitas que inánimes le observaban. Quedó bloqueado, sin poder respirar.
Alguien lo sacó después de un periodo que le pareció interminable.
Lo marcó tanto que amaba y odiaba el agua por igual. Quedó para siempre en su retina ese instante eterno, la transparencia del agua  y límpida visión de las piedras, los reflejos del sol.


Dentro de la bañera, en un edificio de viviendas, al contener la respiración,  escuchaba las conversaciones de otros. Poco a poco, iba cesando la agitación interna y el fluído le permitía relajarse y quedar flotando. Podía entrar en contacto con su yo más profundo.


Consciente de ser un ser lleno de miedos, repasaba uno por uno, todos los temores que debía ocultar cada día para vivir una apariencia de normalidad, de seguridad cotidiana. 


Cuando las tensiones y la contención lo superaba, hacía el ejercicio de inmersión: un alarde de valentía, que acababa convirtiéndose en su salvación.
Enumeraba todos sus frentes por resolver: su miedo a la traición, al engaño, a la deslealtad, al abandono; su angustia a dejar cada mañana su casa, su fobia a volar, la intranquilidad de la oscuridad. Descubría cómo los aspectos novedosos que podían asomar a su vida lo desconcentraban y lo convertían en un individuo débil.
Todos esos pensamientos iban colándose por sus poros llegando a formar parte del agua. 
Al acabar de diluírse, volvía a recomponer todo su yo, empezando desde dentro y terminando por todas las partes de ese enorme cuerpo que lo constituía. 


"Somebody That I used to know".


En  ese proceso final, solía aparecer Alba. Ella formaba parte indisoluble y no resuelta de su propia alma, de su mente, de su yo: "Somebody That I used to know".
Podía sentirla dentro de sí mismo como parte de él pero era incapaz de permanecer a su lado. Era una atracción tan fuerte la que sentía por ella que despertaba sus temores. 


Alba aparecía, una y otra vez, en sus inmersiones, flotando dentro y fuera, convirtiéndose en un fantasma, en un asunto que ni si quiera podía calmar disolviéndolo en el agua. Podía oír su atractiva voz, podía sentirla. 


Alba, sabía bien, tenía otra densidad. 

29/5/12

En memoria de Alicia, una mujer extraordinaria.




Escuchar texto
Con frecuencia recurro a Alicia. A su recuerdo. 


Apareció en mi vida hace algunos años mientras yo lloraba tímidamente en un banco, en el paseo de los álamos que conduce al río.

Aquel invierno, el río transcurría rebosante de líquido, enérgico y vivo. Yo había bajado hasta el embarcadero llena de sentimientos que me desbordaban y me identificaba con ese río que tenía delante de mí.
Caían minúsculas gotitas que estaban empapando mi cuerpo y se mezclaban en las mejillas con las mías.
Ella se sentó a mi lado silenciosamente, hasta que nuestras miradas se cruzaron y comenzó a hablarme, susurrando:

- Quería decirte que hace más de dos décadas yo estuve sentada en este banco durante horas, viendo llover. Sentí que la vida acababa para mí y quise dejarme llevar, hasta que el líquido que caía fuertemente fuese capaz de arrastrarme al río.

La cortina de agua formaba pequeños ríos en la tierra. Yo lloraba desconsoladamente y el temporal había dejado el paseo desierto de gente.

Siguió lloviendo y sentí que el agua que me empapaba, y rozaba mi piel, iba cayendo a la tierra hasta desembocar en el río. Y no ocurría nada.
El mundo seguía girando y la vida transcurría para cada cual, como siempre. La tormenta que había en mi interior era solo mía.
Ha pasado el tiempo y aún sigo sin entender las tormentas interiores de los otros. Pero no dejo que perturben el mío.

Dejó de llover y aquella anciana apacible acarició mi espalda mojada. Su mirada cálida y transparente me reconfortó.

Siguió hablándome bajito.

- Puedo oír tus pensamientos. Solo te daré un pequeño consejo: deja que pase el temporal. Si quieres, solo si quieres, conseguirás que sea la última vez que sucede. Deja que tu ropa se seque con tu propio calor, cuando vayas caminando. No esperes más. No esperes que nadie apacigüe la tormenta que ha desencadenado en tí. No esperes que te entiendan. No esperes que quieran recibir todo lo que eres capaz de dar. Simplemente, no esperes.

Regresé a mi casa después de estrechar su mano. Algunas tardes de domingo, conversamos en aquel banco, en el paseo de los álamos que baja al río.

Aún echo de menos su sonrisa veraz, sus manos temblorosas, sus palabras llenas de vida, aunque sé que siempre está conmigo.

Ella me enseñó a ver con los ojos del alma, a comprender que no todas las personas ven con ellos, que alma siempre es joven y bella, como el día que nació. Me enseñó a ser valiente, a confiar en mí aunque otros no sepan hacerlo.
Me enseñó que las huellas que deja,  en cada persona, todo lo que ha vivido, son joyas extraordinarias, diamantes tallados con formas exclusivas que embellecen su interior; aunque al ver los maravillosos destellos duela el modo en que se hicieron.



Una melodía que le gustaba. Una melodía que me gusta.








Recordé las palabras de Alicia mientras  leía,  EL MONJE QUE VENDIÓ SU FERRARI, y ahora me vienen de nuevo a la mente :

 "La preocupación priva a la mente de gran parte de su poder y, antes o después, acaba dañando el alma".

Como decía el protagonista:

"No existe lo que llamamos realidad objetiva o «mundo real». No existen los absolutos. El rostro de tu peor enemigo puede ser el de mi mejor amigo. Algo que parece una tragedia para alguien puede contener la semilla de una magnífica oportunidad para otro".

Alicia me transmitió un pensamiento valioso del filósofo hindú Patanjali:

"Cuando te inspira un objetivo importante, un proyecto extraordinario, todos tus pensamientos rompen sus ataduras: tu mente supera los límites, tu conciencia se expande en todas direcciones y tú te ves en un mundo nuevo y maravilloso. Las fuerzas, facultades y talentos ocultos cobran vida, y descubres que eres una persona mejor de lo que habías soñado ser".

Cada tarde, al besarme en la despedida, me decía al oído:
"No esperes, simplemente, no esperes".


28/5/12

CHASING CARS


Hace algún tiempo descubrí este tema de Snow Patrol (2006). Creo recordar que sonaba en Anatomía de Grey.
Dos cuentas unidas por eslabones que
 forman una cadena.


El título de la canción tiene un equivalente en español como frase hecha. Quizá ya sea una expresión fuera de lugar porque hoy en día decidimos nuestra vida con o sin compañía.

Si vivimos en  soledad  es porque así lo elegimos.
Aquí está este precioso tema, que ya ha sonado veces. Pero no por eso es menos actual, ya sea la letra o la música.
No creo que nadie quede para "vestir santos" si no es porque uno mismo lo decide.

Dar al Play y cerrar los ojos. Escuchar atentamente la letra.

CHASING CARS



Quien puede dejar de tararear esta música...
La tengo en la cabeza desde hace días.

Hoy me ha sorprendido este luminoso lunes.
Feliz día.

2/3/12

FABRICAR ALMAS

Cuando dos personas que se aman, y se desean profundamente, se unen es posible fabricar almas.

Es algo mágico y especial. Nadie nos explicó exactamente cómo es el misterio pero somos capaces de producir algo intangible y único.

Sé que alguien pensará que no es necesario amarse, que es posible que esas dos personas no se deseen o que ni siquiera es necesario que haya dos personas, pero yo lo veo así.


Cuando uno empieza a querer no cesa de fabricar cosas. Es capaz de fabricar una vida imaginada, sueños, un futuro imposible y nuevos recuerdos que nunca han sucedido. Es posible entonces fabricar almas pero también ensanchar las nuestras, cambiarlas, renovarlas y hasta rejuvenecerlas.

Engendramos almas y en el transcurso del tiempo las vamos fabricando. Las damos forma, las alimentamos con la nuestra, velamos sus sueños y creamos más sueños, que al fin y al cabo, son los nuestros.

Desde el momento en que supe que tenía dentro mí un alma, sentí de cerca la responsabilidad pero entendí también que no sería su dueña. Nadie puede serlo.

Un alma es algo que no nos pertenece nunca. A un alma hay que amarla, cuidarla, comprenderla, escucharla y dejarla crecer.

El alma nunca deja de crecer y jamás envejece, puede madurar pero vivir eternamente en la infancia. Llega a ser incluso más bella con los años. Al contrario que el efecto del tiempo tiene en la piel, cada arruga de la cara puede tener su fiel reflejo, ser un trazo más bello en nuestra alma.

Cada risa o sufrimiento puede embellecerla más por dentro. Pero esa belleza solo se podrá ver con los ojos del alma.

Si queremos poseerla y aprisionarla, entonces, el alma se marchita.

Cuando uno posee, no ama, cree que ama pero solo intenta poseer. Es incapaz de dar, de recibir, de escuchar y de comprender. Se empequeñece.

Solo quiere poseer los sentimientos, las vivencias, los deseos, los pensamientos y hasta la propia libertad misma.

No sabe donde está el límite y sufre porque a medida que quiere poseer posee menos. Pretende unir y solo rompe. La deseada "pertenencia" se aleja y a medida que quiere acercarse, se produce el proceso contrario a lo que pretende: destrucción frente a construcción.

Es bonito poder fabricar almas, verlas crecer pero, por encima de todo, amarlas.


31/1/12

LA BRECHA (II)

Los ojos se me llenaron de luz. La inquietante profundidad plana del espejo me devolvió la parte más intangible de mi yo perdido.




A una lado:



Sonrisas que escucharé.
Besos que daré.
Noches que soñaré.
Miradas que descubriré.



Al otro:

Aquella pulsera de turquesas que enterré en el patio del cole con cuatro años.

Un llavero de metal con la cabeza de un indio de nariz prominente, que cayó a la alcantarilla.
Un dado del parchís que apoyé en el borde de una ventana, una tarde de tormenta.





Unos cromos de animales que dejé en un banco del parque.

El frasco de crema Chen Yu que rompí de niña, sin querer.

Una peseta escondida en un abrigo que olvidé.
Una ficha con preposiciones: a, ante, cabe, bajo, con, contra, de, desde, en... que se volaron al abrir la ventana.
Dos conjuntos disjuntos que, sin intersección posible, abandonaron mi cuaderno milimetrado.

Un bocadillo de mortadela que cayó al charco.

Cuatro hormigas rojinegras, y dos de las rubias, que se adentraron en el granado de mi abuela.

Una cinta del pelo roja que dejé anudada en el asiento de un cine.
Una bola de nieve, que guardé en mi bolsito, para refrescar el verano.

Las cuentas de dividir que no tuve tiempo de terminar.

Un verano que vagabundeé dejándolo pasar.

El dibujo de una mitosis celular que se quemó en el brasero, ya terminado.

Un minuetto al piano que no aprendí tocar.

La foto de Sandokan con que forré una carpeta, ya guardada.

Unos patines de ruedas que olvidé en la puerta de casa.

Dos chicles bazoka que escondí entre ladrillos del balcón.

Una cajita llena de semillas de amapola, cuentas de un collar...un botón y dos alfileres.
Un dictado inacabado en quinto de solfeo.

Un ejemplar de zipi zape que se comió el perro del vecino.

Una goma de saltar que quedó atada a dos chopos.

Un lapicero de dos colores atrapado entre la mesa y la pared.

Una mariquita roja, con pintitas negras, que olvidé en un frasquito al sol.

Un pañuelo bordado en plástica y que perdí en el trayecto a casa.

Un sábado otoñal, en que dormí por la fiebre...


Y al fondo:
Sonrisas que no escucharé.
Besos que no daré.
Noches que no dormiré.
Canciones que no cantaré.
Recuerdos que nunca tendré.



Pero siempre quedará asomarme al espejo.

30/1/12

LA BRECHA (I)

Cuando me trasladé mi nueva casa, decoré y amueblé todas las habitaciones dejando un pequeño vestidor tal cual lo encontré, con sus paredes llenas de espejos.

El reflejo de un espejo en otro, una y otra vez, produce vértigo. Es inconmensurable la profundidad que surge en tan diminuto espacio.

A veces me he quedado mirando fijamente esperando descubrir una lejanía mayor que en ocasiones anteriores. Otras veces, entro con los ojos cerrados para no diluirme en la falta de horizonte.



Me atrae el misterio de los espejos, el más allá de sus reflejos.

Hoy, he visto que una pequeña fisura que se produjo misteriosamente en el cristal, hace meses, ha ido poco a poco ampliando la distancia entre sus bordes.

Lo mas sorprendente es que la brecha no se refleja en ninguna de las otras paredes.

No he podido resistirme a la tentación de acercarme sigilosamente para no ser descubierta y, guiñando un ojo, mirar a través de ella.



La visión ha sido sin duda sorprendente...

26/1/12

CORAZÓN

Regresé a casa de mi abuela, recorrí las habitaciones hasta llegar al baúl que Elisa dejó cerrado, antes de desaparecer, hace seis años. Allí encontré alguna de las respuestas, en los escritos de Elisa:






Hace dos días, de madrugada, sentí un golpe de silencio que me sacó de un profundo sueño. Percibí nítidamente cómo el corazón había dejado de hablarme. Es posible que llevara más de una semana sin oír el ritmo de sus latidos pero, hasta entonces, no me había dado cuenta.

El hecho me causó cierto sobresalto e incertidumbre por lo que busqué el estetoscopio que guardaba en el armario de los medicamentos. Algo nerviosa, me dispuse a escuchar los latidos. Coloqué la membrana en mi pecho y busqué el sonido impaciente: definitivamente, no se oía nada.

Ayer, por la mañana, decidí ir al médico de cabecera, al que no conocía aún porque no suelo visitarlo.

Era difícil de explicar pero sé que no puedo continuar así. De tal manera que reuní todo el valor que me fue posible y se lo conté.

El médico accedió a reconocerme a pesar de lo increíble de la historia. Su exploración constató el hecho por lo que decidió remitirme de urgencia al especialista. Me insistió en que el caso requería atención inmediata. Sus ojos delataban la sorpresa y sus manos no respondían ante la hoja del informe.

Ya, ante el especialista, una vez estudiado mi historial, procedió a realizar las pruebas pertinentes. Por último, el cardiólogo realizó una ecografía y me mostró el monitor. El cardiólogo, aún pensativo, tomó notas y se dirigió a mí con voz pausada. Casi hablándome al oído me dijo, que este era un caso claro de “vacío de corazón”. La pantalla dibujaba con toda claridad el amplio vacío.

Se podían observar restos de aorta y pericardio. Trocitos de válvula mitral mostraban que no todo había desaparecido.

Tuve suerte, según me indicó el especialista. Aún quedaban tejidos y ello me permitiría iniciar una reconstrucción del corazón. De los restos, se pueden extraer células “almamadre” –me dijo muy bajito-; una vez tratadas, son inyectadas poco a poco, con mucha paciencia, durante varios meses. Es una complicada tarea la de formar un nuevo corazón, pero ellas lo conseguirán, si el procedimiento se realiza adecuadamente. El resultado será un corazón algo más pequeño y duro, al principio, pero suficiente para seguir viviendo con toda normalidad. Después de un periodo de adaptación, acabará pareciéndose al órgano original.

Continuó explicando ante mi atónita mirada:

-No es tan extraño no tener corazón. A veces, el “vacío de corazón” es congénito. Hay muchas personas que vive con esa carencia porque ha nacido así. El cuerpo sabe acomodarse y hasta es posible que puedan vivir gran cantidad de años en esas condiciones. En el caso de haberlo perdido, después de haber crecido con él, el organismo no puede vivir mucho tiempo sin corazón.

Así las cosas, he empezado el tratamiento sin demorarlo más. Al mismo tiempo, he accedido a realizar mi propia autovacuna, según me ha recomendado, para evitar que esto vuelva a suceder.


15/1/12

EL CONCORDIA


Cuando supe del hundimiento del Costa Concordia habían pasado dos días de la tragedia. Pude ver unas imágenes grabadas por un pasajero y, entonces, caí en la cuenta de que allí había viajado durante una semana, por el mediterraneo, hace poco más de tres años.

Me ha costado asimilar la noticia, he de reconocerlo.
Puedo contar que el Concordia me pareció una auténtica ciudad, una población de más de 4.000 personas embutida en un edificio de más de ocho plantas, creo recordar. En aquel momento el barco estaba en plena ocupación y evitaba pensar en que pudiera ocurrir cualquier accidente. La visión de comfort de las instalaciones quedaba un tanto borrosa al ver el pulular de tanta gente. Las magnitudes eran inmensas en todo los ámbitos salvo en los tamaños de los camarotes. Aquello era una torre de Babel: el personal era de origen filipino, indio e italiano, principalmente y los mensajes por la megafonía eran en italiano. Un boletín diario en el buzón de nuestra puerta servía de información.


Los restaurantes estaban a tope, las minúculas piscinas, los pasillos y  las salas de diversión. A menudo no encontrábamos sitio a las horas de las comidas porque, además, una cantidad ingente de italianos, en su mayoría, acaparaban las mesas, se guardaban sitios vacíos para los familiares o amigos durante una larga espera.
En ocasiones, como en las comidas, el desorden era indescriptible. Coincidían las horas de desembarque con la de comer y la única alternativa era comer pizzas en un autoservicio.

El circuito, por el Mediterraneo, era un recorrido cerrado en el que los viajeros iban embarcando en diferentes puntos de la geografía. No había principio ni fin. Cada uno comenzaba y finalizaba su viaje en el un determinado puerto. Así pues, nos convocaron para el simulacro de evacuación horas antes de proceder a nuestro desembarque y fin del viaje, en Barcelona. Para los italianos era su segundo día a bordo. Para nosotros, el final de la aventura.

Apenas nos enteramos del llamamiento. En italiano, a la hora de la siesta, nos encontramos con que, al oir movimiento en el pasillo, los viajeros pasaban por delante de nuestro camarote con el chaleco puesto y se dirigían a la cubierta próxima a la lámina marina.
Realmente no nos enteramos de cómo fue el simulacro.
Casi me parece mentira que haya varias víctimas porque hubiera entendido que la cifra hubiese sido bastante mayor.
Volvería a hacer un crucero. No sé si es valentía o incosciencia. Si repitiese la experiencia, lo haría en un barco más pequeño o al menos con  una cantidad de viajeros menor.


 
Al hilo de este suceso, he recordado que el destino me ha hecho testigo o partícipe, en mayor o menor medida, de otros acaecidos en la historia reciente. He caído en la cuenta de que el veintinueve de Diciembre de 2006, llegué a la terminal de Barajas a tan solo unos minutos del atentado de la T4. En Agosto de 2008, para embarcar en el Concordia, tomé un vuelo de Spanair, pocos días después del fatídico accidente del avión de la misma compañia, en el mismo aeropuerto. El aparato en el que yo volaba iba casi vacío. Tan solo unos pocos valientes y tripulación de otras compañías lo ocupábamos. Pudimos ver los restos del siniestro desde nuestras ventanillas, conteniendo el aliento en el despegue, guardando un tremendo silencio durante todo el vuelo.
Son casualidades porque no viajo tanto ni cojo tantos vuelos. No puedo dejar de sentir cierto estremecimiento al pensarlo y mucha pena porque todos pudieron evitarse.

La foto del Concordia abatido, semisumergido en el Mediterraneo, puede ser la imagen que represente el hundimiento de algunos valores. Falta nos hace que haya Concordia: acuerdo, conformidad y unión.