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Meseta Castellana
BIENVENIDO

31/12/07

EL ULTIMO SUEÑO DEL 2007



Esta mañana muy temprano, antes de despertar, caminé hacia la despensa, abrí la alacena e hice un recorrido con la vista, hasta que pude ver en el fondo el biberón de cristal.
Lo saqué con mucho cuidado para no desordenar el resto de vajilla y cacharros que aguardaban pacientemente, almacenados desde hace años sin esperanza de ser rescatados.
La casa aún permanecía dormida, oscura, con el olor a humedad que impregna las paredes de las casas antiguas.


Desenrosqué la tetina del biberón junto a la pila blanca de fregar, abrí el grifo, coloqué la tetina bajo el chorro y observé cómo unos extraños insectos se desprendieron de las muescas de la rosca. Cinco avispas planas de rayas grises y negras cayeron en el borde de la pila, y se deslizaron hasta el suelo.


Seguí sacando lustre unos minutos al biberón con asco por lo que acababa de presenciar. Terminé el escrupuloso lavado y me dirigí a la habitación de la cama grande, donde yo dormía esa noche.
Por debajo de la misma, observé horrorizada los cinco escarabajos del tamaño de una manzana, en que se habían transformado los himenópteros surgidos de la rosca. Parecían esculpidos en maderas de distintos tonos y texturas, barnizados. La forma de cada uno difería de la del otro: uno más ancho, otro más voluminoso, aquel más largo... Caminaban en círculos, aleatoriamente, bajo la cama. Mientras, yo miraba casi de reojo sin querer que me descubrieran, imaginando qué podía hacer.

Paralizada y llena estupor, recordé la imagen del Scarabeus sacer, símbolo que para los Antiguos Egipcios tuvo un significado muy importante. Para ellos representaba el renacimiento, la vida longeva vinculada a la divinidad solar.


Fue entonces cuando el escarabajo más voluminoso se dirigió a mí:

“Cada uno de nosotros somos cinco deseos que has pensado en algún momento de este año: OLVIDO, AMOR, CAMBIO, SABIDURIA, JUVENTUD. El próximo 2008 tiene un significado muy especial para ti porque es bisiesto, y por esto, tendrás tu día después de cuatro años. Podrás elegir 2 deseos y tendrás 8 noches con sus ocho sueños, para decidir con cual de nosotros te quedas.
Solo con mirarnos de frente y sin ningún miedo, sabrás qué representamos cada uno, pero debes hacerlo sin vacilación a partir de las doce de la noche de hoy. Una vez que hayas elegido, deberás tomar con tus manos a los dos escogidos para que se realicen. Después, los tres restantes se extinguirán sin dejar rastro”
...
Esta noche cuando apague la luz, será la primera de las ocho que tengo para elegir. No lo tengo decidido aún y sé que me costará. Cada uno de los deseos viene cargado de un significado para mí, igual que lo puede tener para quien lea mi sueño...

25/12/07

UNA HISTORIA DE NAVIDAD




Anoche, cuando llegué a casa, subí a la azotea a darme un baño de luna y a estar unos minutos con mi padre. Hace unos cuatro años, después de una larga e incurable enfermedad, como se suele decir, se despidió de todos y sé que vino conmigo hasta la planta de arriba de mi casa.
Siempre le gustó mirar a la luna y a las estrellas.
Desde mi azotea la noche es nítida y, con un poco de tesón, puedes ver hasta Plutón.

De madrugada, bajo la luna, estuvimos recordando...

Desde que me alcanza la memoria, mi padre nos convocaba a todos los hermanos el día de nochebuena por la tarde, invariablemente, para colocar los adornos de navidad. Pero, invariablemente, todos los años después de que todos los comercios cerrasen (entonces eran comercios), decidía que harían falta unos alfileres, papel de celofán de colores y un coco. No sé cómo lo conseguíamos, pero acabábamos encontrando, con no pocos apuros, los elementos antes mencionados.
Mi madre, que cocina muy sabroso, estaba dedicada a sus labores en la cocina; a veces trajinando con un pavo o con un capón vivo, que nos regalaban con todo el cariño, pero que era más trastorno que otra cosa. Eso sí, todo hay que decirlo, lo hacía con ayuda.

Solíamos pasar lo que quedaba de tarde, una vez conseguido el coco y resto de aparejos, colocando los adornos navideños mientras escuchábamos y cantábamos villancicos.
Sobre las diez de la noche, una vez administrada la bendición por parte de mi madre, cenábamos. Normalmente, en la mesa navideña, a partir de mis once años, nos sentábamos los cuatro hermanos, mis padres, y mi abuela materna.

El año que cumplí diecisiete, tuvieron que operar a mi madre del corazón a principios de diciembre. Así es que entre la congoja de no saber si ella cenaría en casa y los nervios de ser una principiante, me ocupé de los preparativos de la cena para toda la familia. Mi madre, en el hospital, procuraba quitarse el termómetro antes de que llegase a la zona comprometida para obtener el alta.

Ese año ya no éramos seis y mi abuela, sino siete y mi abuela, porque mi hermano el pequeñín, con tres años, ya se sentaba a la mesa. No sé cómo, pero mi madre llegó el mismo día anterior a la nochebuena y concluímos con cierto éxito la cena prevista. Esa tarde del día de Nochebuena, estuve en la cocina, y no recuerdo como se resolvió el enigma de los alfileres, el papel de celofán y, por supuesto, el del coco.

Después de la cena, a las doce de la noche, mi padre depositaba el Niño Jesús en el pesebre, y los niños (que éramos solo niñas) cantábamos villancicos a voces, unas haciendo de soprano, mezzo o contralto y otras, junto a mi padre, haciendo de tenores o barítonos. Al piano nos salía muy bien Noche de Paz (lo más sencillo).

Unos pocos años después, mi padre ya no vivía en mi casa desde el mes de Noviembre. Volvimos a ser siete en la mesa de Navidad con mi abuela. A las diez de la noche, cenamos sopas de lágrimas, suspiros mudos, y nudos de garganta. Ya casi no me acuerdo. Después de la cena, no hubo Adeste fideles, ni Noche de Paz al piano. Salí de mi casa al acabar y me fuí furtivamente a ver a mi padre.
A partir de esa cena, vinieron muchas otras que ya no fueron aquellas cenas. Con mi padre ya no volví a cenar el día de Nochebuena, ni la noche del 31 de Diciembre, de ningún otro año.
Pasado el tiempo, cada uno ha ido formando su familia y las reuniones familiares para la cena del veinticuatro, son entes con vida propia. A veces el ente se disgrega y multiplica, otras, cohesiona las partes e incluso, añade partes ajenas y con ellas se reintegra de nuevo, formando un ente más complejo. Y digo complejo, porque el ente que se forma aunque es más grande no es mayor, sino complejo.

Anoche, mi padre y yo hablamos todo eso a la luz de la luna. No dió tiempo a comentar más sobre el día de Nochebuena, porque mi padre (dijo muy bajito) aún tenía que ir a por alfileres, papel de celofán... y el coco.

20/12/07

LA AVENTURA DEL AEROPUERTO



Cosas de la T4...




"Viajar en avión no forma parte de mi rutina habitual y, por eso, no deja de ser una pequeña aventura; incluso el proceso que finaliza en el preciso momento del despegue. La expedición comienza días antes con los preparativos, los cuales pueden ser de dos tipos: el primero incluye todas las tareas que deben quedar terminadas o resueltas antes de la partida, y el segundo, aquellas que tienen relación directa con el objeto final del viaje.


En mis recientes expediciones, uno de los últimos destinos intermedios ha sido la terminal cuatro del Aeropuerto de Barajas en Madrid. Para aquellas personas que viven fuera, acceder a lugares determinados de la capital a través del entramado de carreteras y radiales que comunican puntos distantes de la misma no deja de ser toda una odisea.
La primera fase del trayecto concluye, una vez superada esa dificultad inicial, al llegar al módulo de aparcamiento inteligente.

Una vez en la terminal, procedes a facturar el equipaje en el mostrador de la compañía aérea, lo que supone un receso en la expedición, y el comienzo de otra de las etapas anteriores al despegue.
La terminal cuatro es una inmensa nave o carpa, que induce a pensar en el auténtico significado de la palabra “distancia” definida por el diccionario de la RAE como “espacio o intervalo de lugar o de tiempo que media entre dos cosas, diferencia, desemejanza notable entre unas cosas y otras, alejamiento, desvío, desafecto entre personas, longitud del segmento de recta comprendido entre dos puntos del espacio (…)” Desde mi punto de vista, todo ese cúmulo de adjetivos es de aplicación a dicha terminal.


Superado el arco de control y revisado el equipaje de mano, me dirijo hacia la puerta de embarque, que se encuentra al final de un recorrido compuesto de pequeñas etapas secundarias.
He de descender varias plantas con el fin de tomar la llamada lanzadera, pequeño tren compacto que desplaza a los viajeros por el túnel que conduce a la puerta de embarque. De nuevo, al atravesar las puertas automáticas del vagón, la idea que nos sugiere la palabra “distancia” toma cuerpo, forma y espacio: escaleras mecánicas ascendentes se despliegan ante nuestros ojos, espacios sin horizonte visible nos hacen empequeñecer, bandas mecánicas horizontales desplazan a los diminutos viajeros por la inmensa carpa, la cual, al alejarnos de todo punto conocido, nos acerca al esperado destino.


Alcazando el objetivo de la última etapa, el tiempo se torna infinitamente pequeño, y la distancia extremadamente grande cuando, al final de este trayecto, atisbamos, allá en la lejanía, la anhelada puerta de embarque … a punto de cerrarse."

...

Ayer tuve la oportunidad de pasear por la Terminal 4 del aeropuerto de Madrid - Barajas. En el trayecto desde mi casa hasta la Terminal, estuve circulando a 10 km/h durante treinta minutos porque: cortaron la circulación del carril derecho de la autovía a lo largo de varios kilómetros y, al mismo tiempo, una megacosechadora que circulaba en ese tramo, acabó presidiendo la comitiva que se formó.
Recordé el “relato”, ya escrito, (que precede) sobre las expediciones al aeropuerto (premonitorio). Viajar en avión es una aventura aunque lo consideremos algo habitual; llegar hasta el avión también lo es.

Como anécdota (la segunda) del día: el trayecto que hice en taxi a las diez de la noche desde la avenida de América hasta la T4. Todavía me estoy riendo...


Un aparatoso accidente había colapsado las vías de salida y me encontré en el carril del centro, (si no, me hubiese bajado), dentro de un taxi que conducía un tipo singular y extraño. En pleno colapso, bajó del coche y estuvo cogiendo cosas del maletero. Me ofreció chupa-chups, según él, para endulzarme la vida.


Me contó que estaba dejando de fumar, aunque sin reparo, en una mano sostenía el caramelo con palo y en la otra un cigarro. Cada cierto tiempo, sacaba la cabeza por la ventana y escupía diciendo que esos atascos le ponían cardíaco... o no (se lo pensó). Amparado por las circunstancias que propiciaban una presa fácil (o sea: yo), fue desgranando su teoría sobre “el delicado equilibrio de licencias de taxi en cualquier capital del mundo” que ha inventado e inscrito en el registro de la propiedad intelectual, antes de haberlo depositado en manos de Dña. Esperanza Aguirre.


Su discurso iba salpicado de improperios, dirigidos a todo y a todos, a razón de uno cada tres palabras. En realidad, me dijo, era un ingeniero de telecomunicaciones, que ya harto de ese mundo de tecnología, se había convertido en taxista hace nueve años. A punto de llegar a mi destino, después de explicarme su teoría, su fracaso matrimonial por sus (¡ojo!) ataques de ansiedad, sus juergas con un cubano que vive de las mujeres, sus buenísimos contactos (gente influyente) conseguidos en su taxi, se giró hacia mi y preguntó: — ¿Tu entiendes de tecnología y negocios? ...
¿Sería yo su próximo fichaje? :-))

7/12/07

MÚSICA Y ÁTOMOS

HOLA, DE NUEVA CUENTA.

Después de haberme desaparecido por un breve tiempo, regreso.
Escuchaba, el otro día en la radio, fragmentos de canciones grabadas en un CD (cuyo lanzamiento se hizo este mismo año) en donde varios cantantes de jazz (y otros más) recopilan e interpretan, cada uno a su manera, algunos de los grandes éxitos de la inigualable cantante Ella Fitzgerald. No lo podía creer. Es una producción musical magistral; las nuevas versiones, una de ellas al singular estilo de Diana Krall, son una verdadera delicia para los oídos. Tendré que ir a buscar un ejemplar de este suave regalo jazzístico, único en su género. Hacía ya mucho, mucho tiempo que no compraba un CD de música, pero creo que, en esta ocasión, sí va a merecer la pena ir a buscarlo. Aprovecharé a encontrarle la pista a otro más que tengo en mente, uno de Chabela Vargas. Ahí "se los paso al costo".

En otros temas, y dándole un giro completo al asunto, leí en la columna periodística llamada "Aleph Cero" , de Shahen Hacyan, del diario "Reforma" de la Ciudad de México, un artículo titulado "Átomos enredados". Para todo aquel amateur, o profesional, que guste de los temas de ciencia, le transcribo lo que el día de hoy publicó el mencionado señor; tal vez esto nos ponga a pensar y comentar un poco más adelante sobre el significado de lo dicho.

Átomos enredados

"¿Puede un átomo influir sobre otro lejano, sin importar la distancia que los separa?
Aparentemente sí, porque suceden cosas extrañas en el mundo atómico donde rige la mecánica cuántica. Todo se relaciona con el concepto de realidad física: ¿tienen realidad las propiedades de un átomo (como posición, velocidad, etc.) si no se pueden ver directamente?
Según Niels Bohr, uno de los fundadores de la mecánica cuántica, no tiene sentido asignarle valores definidos a tales propiedades antes de realizar un experimento para medirlos. Hay que suponer que un átomo, mientras no se observa, está potencialmente en todos los estados y es la observación la que lo obliga a manifestarse en uno con ciertas propiedades. Sólo entonces adquieren tales propiedades realidad física.
Esta interpretación no fue del gusto de todos los físicos del siglo pasado. Este sus más severos críticos está Albert Einstein, para quien la mecánica cuántica, si bien era correcta en cuanto a su formulación matemática, debía ser sustituida a futuro por una teoría más completa.
Einstein y dos colaboradores suyos, B. Podolsky y N. Rosen, esbozaron un experimento mental para poner en evidencia las aparentes inconsistencias de la interpretación de Bohr. Supongamos, dijeron, que se emiten dos partículas con un origen común, en direcciones opuestas, y se deja que se separen una gran distancia. Medir ciertas propiedades de una partícula debería determinar instantáneamente las propiedades de la otra, las cuales adquirirían realidad física gracias a una medición que pudo efectuarse a miles de kilómetros de distancia. Las partículas estarían manteniendo un misterioso contacto entre ellas, lo cual sería como aceptar la existencia de una "acción fantasmal a distancia", como dijo Einstein.
Desde hace ya tres décadas, los físicos han podido realizar experimentos con fotones (las partículas de la luz) y comprobar que existe una correlación entre pares emitidos en direcciones contrarias, tal como lo predice la mecánica cuántica. Dicha correlación sólo se puede explicar suponiendo que existe la "acción fantasmal a distancia" que le paraba los pelos de punta a Einstein.
Un examen detallado revela que el meollo del asunto es la existencia de "estados enredados" en mecánica cuántica, una situación sin equivalente en el mundo macroscópico. Dos objetos atómicos (fotones o átomos) pueden estar en estados conjuntos, "enredados" entre sí de tal forma que el par actúa como un solo objeto. Si se hace una medición para determinar las propiedades de una de las partículas, ésta influye también sobre el estado de la otra. Lo curioso es que el enredamiento no depende en absoluto de la separación entre los objetos.
Hasta hace relativamente poco, la mayoría de los experimentos se habían realizado con pares de fotones en estados enredados o con pares de átomos separados sólo unas cuantas micras. En un experimento reciente realizado en la Universidad de Michigan, se pudo poner en estados enredados dos átomos atrapados en sendas trampas atómicas, separadas entre sí por una distancia de un metro. La idea fue distinta de experimentos anteriores, ya que los dos átomos no estuvieron en contacto.
Todo átomo emite fotones (luz) si se le proporciona energía suficiente. En el experimento mencionado, los fotones emitidos por los dos átomos se mezclaron primero entre sí por medio de espejos, de tal modo que se perdiera la información sobre el origen de cada fotón.
El siguiente paso consistió en medir ciertas propiedades de los fotones y, dependiendo del resultado, deducir que ocasionalmente los átomos se ponían en un estado enredado; este enredamiento se pudo comprobar independientemente con mediciones directas de los átomos.
El experimento puso en evidencia que los fotones guardan cierto contacto con los átomos que los emitieron por medio de la extraña "acción fantasmal", lo cual conduce a un enredamiento de los átomos a pesar de que nunca estuvieron en contacto y sin importar las distancias.
Esta curiosidad del mundo cuántico podría tener en el futuro importantes aplicaciones en la transmisión y procesamiento de información y la construcción de computadoras cuánticas".

Con esto me despido. Hasta la próxima.
Claudia

1/12/07

ARGOT

Lo que me sugeriste alguna vez, Silvia: el enviar a través de este medio, aquello que escribí brevemente, durante algunas de nuestras charlas en el aula, acerca del argot mexicano. A ver qué cosa sucede con esto. Va:

ARGOT I:

Algunos términos que se usan en el lenguaje del argot en México y que tal vez resulte interesante para algunos de ustedes conocer.

En la primera tarea, la de los cambios de tono, cuando Quique se dirige a su amigo es un claro ejemplo del uso de tono y lenguaje típicos que aplican, sobretodo, los hombres urbanos y clasemedieros; aunque también lo utilizan los de los altos estratos sociales (con algunas variantes inconfundibles). Este tipo de expresiones ya no son de uso exclusivo entre los varones; hoy en día muchas mujeres (la mayoría jóvenes) recurren mucho a la palabra "güey", por ejemplo, para dirigirse a su o sus interlocutoras.

Para empezar, la expresión "qué pex" es algo que hasta ahora no he escuchado más que en boca de los hombres. "¡Qué pex!", es un saludo inicial típico y efusivo, que en realidad viene de una deformación de la expresión (vulgar) "¡Qué pedo!", la cual significa o es sinónimo de: "¡Qué tal!", "¡Qué rollo!", "¡Qué onda!", "¡Qué ondón!", "¡Qué ondiux!", "¡Qué pues!", "¡Qué pasó!", "¡Qué pachó!", "¡Qué Pasión!"; "¡Quiubo!"; etc.

La palabra "güey" (así como el uso de la palabra "madre" y todas sus variantes -aunque este es un caso aparte y muy particular como para analizarlo en otra ocasión-) es muy compleja porque tiene acepciones diferentes según las circunstancias. Un "güey", es en cierta forma el equivalente al "tío" (un "tío", ese "tío") que usan en España. "Güey" es una deformación de la palabra "buey", que es la que se usaba originalmente, ya que se considera a alguien que es un "animal", un "imbécil" o un "carente de inteligencia" cuando se comporta sin razonar, es decir, "a lo güey". Se usa para dirigirse o referirse a alguien, sea quien sea, de una manera despectiva (o a veces de manera neutra), por ejemplo: "¡ese güey!, ¡ya me tiene hasta la madre!"; "pues, ya ni sé, creo que fue un güey, pero no me acuerdo cómo iba vestido"; "oye, güey, ¿quién te crees tú que eres?, ¡véte a hacer la fila como todos los demás!". En estos tres casos, "güey" puede significar "pendejo", "baboso" o "estúpido", respectivamente, pero obviamente estas últimas palabras son mucho más altisonantes. Por otro lado, podemos usar la palabra "güey" de una manera más íntima y cariñosa, ya sea entre amigos o entre amigas; pero no es común ni correcto, sobretodo en ciertos círculos y estratos sociales, que un hombre la dirija hacia una mujer o viceversa. "Güey" la usan mucho los chavos entre sí, por ejemplo: "¡qué onda, güey!, ¡qué milagro y gusto de verte!, ¿dónde te habías metido?"; "¡ya, güey!, dime la verdad, ¡qué te dijo!... ¿te besó?"; "mira güey, ¡no sabes güey!, ¡está súper chido!, tienes que ir...". Estos ejemplos son típicos del lenguaje actual. En mi círculo de amigas (que ya tenemos ciertas edades) no lo usamos mucho para dirigirnos unas a otras. Es muy, pero muy rara la ocasión. Pero sí usamos "güey" para referirnos a... cualquier "güey" (ja-ja-ja).

No cabe duda de que el lenguaje es algo muy vivo, cambia con el tiempo. Hace treinta y tantos años, cuando yo era una adolescente, la palabra "güey" y la palabra "chido" sólo las usaban los hombres. Era muy mal visto que una mujer las pronunciara, porque se suponía que solo las "mujeres vulgares" las utilizaban. De hecho, la palabra "chido" la usábamos entre amigos para referirnos a algo que nos parecía "horroroso", "feo", "de pésimo gusto" o "naco", que eran sus sinónimos. Pero curiosamente, hoy día, "chido" tiene un significado ¡totalmente opuesto! (¿¿¿???), pues ahora se usa para resaltar algo que les parece (sobretodo a los chavos) "bonito", "hermoso", "estupendo", "maravilloso" o "padre" (esta última palabra es típica para referirnos a algo que es o está excelente; es el equivalente al "guay" de España). ¡Vaya!, cómo cambian las cosas. "Chido" también lo usan los chavos como un sinónimo de palabra de despedida, por ejemplo: "Ahí nos vemos. Chido".

"Chitón", es otra palabra del argot que engloba un significado del tipo: "¡a callar!", "guardar silencio", "no decirlo a nadie", "solo aquí queda, entre nosotros", "es secreto, no hables de esto", etc.

Hay muchas palabras que inician, o tienen una fuerte sonoridad, en la letra "ch" y que se han utilizado (o siguen usándose) en el lenguaje del argot; pero sobretodo es un argot que se entiende específicamente en los barrios bajos de la ciudad, en las cárceles y en general en del gran valle de México. En los años 50´s éxistió un personaje típico de aquellos barrios del centro de la ciudad al que se le llamó "el pachuco": un hombre que vestía pantalón bombacho sujeto por tirantes, alto de cintura, muy amplio de piernas y pegado a los tobillos; zapato bicolor; sombrero tipo gánster con una pluma al costado; sacos de muy anchas hombreras con estampados cuadriculados; joyería ostentosa de oro macizo (anillos, relojes, cadenas gruesas colgando al cuello); bigotes y pelo relamido. En fin todo un personaje urbano, de perfil delicuencial, sacado e imitado de aquellos hombres negros gangsteriles de las grandes ciudades norteamericanas, como la de Los Ángeles, en California. Para quien tenga curiosidad de escuchar más este tipo de argot mexicano, existe una canción titulada "La Chilanga Banda", que ejecuta el magnífico grupo mexicano Café Tacuba, y en donde pueden ver varios ejemplos clásicos de esto que les comento. Solo para "que se den color", la canción empieza así:
"¡Ya chale!, ¡chango!, chilango; ¡qué chafa chamba te chutas! {...}". Solo como dato, "chilango" es el gentilicio para los que nacieron o los que viven (vivimos) en la ciudad de México (D.F. o Distrito Federal).

Bueno hasta aquí dejo esto. Quique, el personaje que inventé, no está muy alejado de la realidad. Hay muchos "Quiques" de estos por aquí... Son los hombres típicos que son y actúan de una manera en casa... y de otra completamente diferente cuando están afuera, sobretodo, cuando están en compañía de sus "cuates" (amigos)... Dos personalidades en una. Desde luego, no generalizo. Además, también es cierto que muchas mujeres siguen exactamente los mismos pasos. Yo sólo observo... y después... escribo.

ARGOT II:

Me quedé pensando, después, en aquella canción que cité, "Chilanga Banda", que toca y canta el grupo Café Tacuba, en donde se enuncian numerosos términos clásicos del argot urbano mexicano (concretamente de la Ciudad de México y zona metropolitana, porque este argot casi es nulo en otras partes del país) expresados con el típico "sonsonete" o "acento cantadito" de los chilangos de "barriada" (barrios de estrato social bajo). Fui a buscar el CD y me puse a escuchar de nuevo loa canción, esta manera común y corriente en el hablar de cualquier mexicano de la zona centro. Salvo alguna que otra palabra y/o frase que se mencionan ahí (y que sólo escuchamos en ciertos ambientes de "barriada"), casi todas se entienden y se usan con mayor o menor frecuencia en cualquier círculo social.

Sin pretender cansarlos demasiado con este tema y solo para acabar de redondearlo, me atrevo a escribir a continuación la letra de la canción y su significado más aproximado (haré lo mejor que pueda, ya que en algunos casos no tengo ni idea, o de plano tengo dudas, pero cuando así sea se los haré saber). Podrán ver ahí una breve narración pletórica de palabras que contienen la letra "ch" (letra cuyo uso no es fortuito, ya que la lengua náhuatl, que hablaban la gran mayoría de los mexicanos precolombinos originarios, contiene numerosos vocablos con fonemas "ch" y "x", (este último sonido es el de una "ch" suave), y de los cuales se deriva naturalmente un rico vocabulario, ahora mestizo, lleno de palabras con sonidos prestados, modificados o similares, por lo que nuestro fonema "ch", en consecuencia, tiene un predominio importante en nuestro lenguaje actual; algunos ejemplos de esto, las palabras: chapopote (chapophtl); chinampa (chinampan); chalchihuite (chalchihuitl); chilacayote (chilacayotl); chichicuilote; cachalaca; apapachar/acariciar (papachoa); chamagoso; chicle; chocolate; chapulín; chayote; chipotle; guachinango; chacha, etc...)

Bueno, ahí les va otra faceta de esta exquisita lengua española que nos une, pero que al mismo tiempo pareciera que es una lengua indiferente a nosotros, como si tuviera una vida propia que la hace latir y trascender más allá de cualquier límite de tiempo y espacio, haciéndola fuerte y sobreviviente... muy a pesar de nuestras reglas y de nosotros mismos. Espero que lo disfruten, o al menos que sea algo interesante, sino para todos, sí para algunos.

"Chilanga Banda"
(de: Juan Jaime López)

¡Ya chole, chango chilango!, ¡qué chafa chamba te chutas! (ya chole=ya basta; chango=tipo, tipejo; chilango (a)=gentilicio del que vive o nace en la ciudad de México; chafa=mala (o), pésima calidad; chamba=trabajo, empleo; te chutas=haces, (aguantas, soportas)

no checa andar de tacuche, ¡y chale con la charola! (no checa=se ve mal; tacuche=traje sastre y corbata; ya chale=ya basta; párale; charola=placa metálica de policía o de agente judicial (que en México tiene mala fama y triste historia: la han usado muchas veces para abusar de mil maneras y para intimidar y extorsionar a la gente en general)

tan choncho como una chinche, (choncho=gordo, obeso; chinche= chinche (insecto transmisor de enfermedades que vive de chupar sangre animal y humana)

más chueco que la fayuca, (chueco=ilegal; fayuca=contrabando)

con fusca y con cachiporra (fusca=pistola; cachiporra=garrote de policía)

te pasa andar de guarura; (te pasa=te gusta; guarura=guardaespaldas)

mejor yo me echo una chela (echarse una chela=beberse una cerveza)

y chance enchufo una chava, (chance=quizás, oportunidad; enchufo una chava=tengo sexo con alguna chava (esta es obvia, ¿no?)

chambeando de chafirete (chambeando=trabajando; chafirete=chofer, conductor de vehículos)

me sobra chupe y pachanga. (chupe=bebidas alcohólicas; pachanga=fiesta, "reventón")

Si choco, saco chipote; (si choco=si molesto, asedio, hostigo; saco chipote=saco ventaja, saco provecho, saco raja; ("chipote" es también sinónimo de "chichón")

la chota no es muy molacha; (la chota=la policía; molacha=honesta, derecha, íntegra)

chiviando a los que machucan (chiviando=avergonzando; los que machucan=los que sacan ganancia gratuitamente a costa de otros)

se ve morder su talacha; (morder= extorsionar, corromper; talacha=trabajo diario)

de noche caigo al cungo, (¿¿¿¿¿¿¿¿¿??????????? ESTA NO ME LA SÉ)

"no manches", dice la changa; (¡no manches!=¡no puede ser!; changa=tipeja)

a choro de teporocho, (choro=rollo, sermón; teporocho=ebrio, borracho)

chifla y pasa la vacha. (chifla=silba; vacha=última parte de un cigarrillo de marihuana)

Pachucos, cholos y chundos, (los pachucos, los cholos y los chundos son grupos gangsteriles de diversos perfiles, tanto en sus vestimentas como en sus maneras de pensar, de ser y actuar)

chichinflas y malafachas, (los chichinflas y los malafachas, son otros grupos urbanos, también de perfiles delicuenciales, con sus propios códigos de conducta)

acá los chómpiras rifan (chómpiras=son los que piensan, o sea, los jefes de la banda; rifan=mandan)

y bailan tibiri-tábara. (¿¿¿¿¿??????? NO ESTOY SEGURA DEL SIGNIFICADO)

Mi ñero saca la vacha; (ñero= compañero, cómplice, "broder"; vacha= cigarrillo de marihuana)

me encanta "La Cucaracha", (canción popular: "La Cucaracha"; aunque "cucaracha" también hace alusión, de manera vulgar, a la vagina)

su choya vive de chochos, (choya=cabeza; chochos=pastillas para drogarse, para darse un "pasón")

de chemo, churro y garnachas. (chemo=cemento para drogarse; churro=cigarro de marihuana o "mota"; garnachas=frituras o "fritangas": comida hecha a base de masa de maíz que al amasar adopta formas diferentes y se rellena de cosas muy diversas; los moldes de masa se fríen primero en aceite, se escurren y luego se untan, se saturan y/o rellenan de frijoles, queso, crema, salsas picantes, verduras, guisos, carnes, etc.)

Transando de arriba a abajo, (transando=haciendo trampa, engañando, corrompiendo)

ahí va la Chilanga Banda,

"chin-chin", si me la recuerdan... ("chin-chin"= es la abreviatura de un insulto grosero, altisonante, dirigido a la madre de alguien; si me la recuerdan= si me la mencionan (a mi madre), si me la insultan)

¡carcacha y... se les retacha! (carcacha y se les retacha= se los devuelvo (los insultos); se los regreso exactamente con la misma intensidad)


Bueno, ahora sí, como diría una famosa comediante mexicana de T.V.: "Me paso a retirar"...
...y prometo no volver a escribir de esto, ¡YA CHOLE!, ¿NO?
Lo que sí prometo es buscar otros temas para compartir más adelante.
Un beso.
¡Nos vemos!,
Claudia